Posted By Justo Verdugo on 12, Dic, 2016

Me pilla liado tratando de deshacer la madeja de cables empalmados mil veces y llenos de bombillas de recambio —Toda la vida liándome: que si están en línea, que si están en paralelo— que uso hace décadas para montar mi árbol de Navidad. El sistema funciona con transformador y un enchufe especial para lograr que sea intermitente, no le digo más.

Ya, ya. Sé que le puede parecer anticuado, que hoy día por cuatro euros uno puede comprar completísimas y efectistas ristras de luces pero qué quiere, vivo en Segovia y a la vista de los arcos instalados un año más en las calles en las que los comerciantes se retratan pienso que meter cualquier elemento modernizador en la navidad está mal visto por las autoridades y yo con las autoridades no quiero problemas, por mucho que cada actividad de carácter anual que sale del departamento de Marifé Santiago tenga una pátina viejuna y repetitiva de caerte de espaldas. Será que no entiendo.

Y además, las modernidades traen problemas. Mire la idea esa con la que nos llevan bombardeando años de que la avenida de la Constitución iba a entrar en el siglo XXI con las cacareadas obras. Le digo la verdad: llega a enternecerme la concejala de Obras, Paloma Maroto cuando ensaya junto a la alcaldesa, Clara Luquero, esa carita de pena por el desastre en las obras de la avenida, cuyos agujeros ya le adelanto que van a ser noticia durante meses…

La versión plañidera habla de mala suerte —una tubería mal empalmada ha arruinado el principal objetivo de la carísima obra, que era, precisamente, cambiar las tuberías— y de la empresa adjudicataria como única culpable de todo. Y mire que la concejala y sus técnicos pasaban por allí a diario, que mandaban fotos sin parar a las redacciones… Va para largo, tenga paciencia si puede.

Otras cosas, que venía el otro día mi jefe con ojitos y una sonrisa boba de oreja a oreja y no era ni la una de la tarde. Eso y el fuerte olor a marihuana que impregnaba su ropa le delató: venía de la presentación de la operación —una bien gorda— de la Guardia Civil en la que se exponía la retahíla de drogas aprendidas a un grupo de traficantes de aquí, Madrid y Granada.

Bueno, allí curioseaba todo el mundo, que la subdelegada del Gobierno, Pilar Sanz, andaba toqueteando con desparpajo los paquetes de esto y lo otro —cocaína, pastillas, hierba, hachís…— derramó la mitad de una bolsa de tabaco y dejó caer sus gafas en un bidón con los líquidos esos cáusticos que usan para tratar la cocaína. Un policía impidió que metiera la mano en el cubo, que iba lanzada. Debía ser el ambiente que me cuentan que allí olía como en el camerino de Melendi en sus buenos tiempos.

Bueno, las felicitaciones a las fuerzas del orden, que andan últimamente muy activos, por ejemplo persiguiendo coches a 220 por hora en la autovía de Pinares (la de Valladolid), quizá una de las carreteras más aburridas de España, sea dicho de paso. Seis meses de multa y un año sin carné. No parece caro, per más barato aún le ha salido al tipo aquel que trasladaba un coche sobre el techo de otro atado con cuerdas por mitad del polígono de Hontoria no tendrá castigo por mucho que lo viera medio mundo en internet y la Policía Local hiciera su trabajo y lograra algunas identificaciones. Dice el juez que no está demostrado quién conducía…

Ya sabe que en un juzgado uno entra de un modo y sale de otro… Mire los de Verae, los administradores de Segovia 21. Acaban de denunciar a los responsables de Fomento Territorial acusándoles de haberles acusado falsamente antes, cuando los de la empresa les denunciaron a ellos y al presidente de la Diputación como respuesta airada a que Verae les hubiera denunciado antes a ellos… ¿Se ha perdido? Creo que ese es el objetivo, pero no me haga mucho caso, que yo de leyes, poco.

Soy más sencillo. Por ejemplo, me gusta ir los sábados al mercado al aire libre, aunque me están liando que la alcaldesa decía el jueves a los periodistas que la semana que viene todo el mundo estaría de regreso en la plaza de Carrasco con los puestos pero los tenderos decían este sábado que nadie les ha comunicado nada… Pues que hagan como la oposición: que se enteren por la prensa. ¿No?

Hablando de comerciantes. Estoy muy pendiente de esa iniciativa de la Diputación destinada a generar el espíritu emprendedor entre ¡escolares de 11 años! A ver, se les da cinco euros a cada uno y gana el que más pasta haga a partir de ese capitalito a base de negocietes. ¡Tiburones, estamos haciendo tiburones! Tengo miedo.

Un negocio que no acaba de arrancar este año es el de las estaciones de esquí, que la nieve no llega y todo o que se puede hacer es pasear por la montaña sin cansarse si uno está dispuesto a pagar los 7 pavos que cobran por subir a Guarramillas en telesilla o practicar ciclismo extremo en los circuitos de La Pinilla. Las montañas andaban bien nutridas de visitantes poco habituales pero donde había gente de verdad es en la ciudad, atestada otra vez de turistas durante toda la semana festiva… ¡Cómo va la temporada turística, oiga!

Fiesta, la que se hicieron los militares de la Academia de Artillería en honor a Santa Bárbara, la patrona del gremio, que incluyó parada en la plaza Mayor, jura de bandera civil e instalación de bandera de la promoción de turno en la hornacina del Acueducto que se hizo con nocturnidad y escala, la de los bomberos. Un poco soso para tanto hombre de acción, opino yo.

Bueno, creo que ya puedo desearle que pase unos felices días ociosos, que el lunes, 5 de diciembre, oí a un empleado público despachando una llamada telefónica: “Ya en la fecha que estamos, hasta después de Navidad no va a ser posible que salga lo suyo”, le dijo muy serio a su interlocutor. Estupendo.

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