Yo no sé usted, pero yo tengo los ojos de un preocupante color rojo sanguinolento por la falta de sueño que me está causando el seguimiento intenso que me estoy haciendo del los juegos olímpicos de Río de Janeiro, que igual me da una partida de ping pong, un partido de rugby 7 femenino o una carrera clasificatoria de 200 metros espalda, mientras me preocupo por el color verde del agua de algunas piletas, uno más de los desastres organizativos de este año.
Javier Guerra.
Será que estoy necesitado de épica y de triunfos personales como premio a esfuerzos que imagino tremendos en días fríos de invierno. Y en esas estaba, con dos kilos de palomitas y un barril de cerveza fresca preparados desde hace dos semanas para dar todo mi aliento a Javi Guerra en la carrera de maratón cuando el segoviano va y comunica por facebook —¡Qué tiempos, qué costumbres!— que se retira por culpa de una tromboflebitis dejándonos a todos fríos, que si algo nos gusta a los segovianos es un segoviano que triunfa. (Otra cosa es ayudarle a llegar a triunfar, que en eso somos bien puñeteros y preferimos zancadillear).
Deportistas de élite hemos tenido antes. Mire Pedro Delgado, que otro año más ha congregado en Segovia a 2.500 ciclistas de todas partes en la Marcha que lleva su nombre donde se ha dado protagonismo a nuestro olímpico de 1972, Carlos Melero. Por cierto, he puesto el trastero patas arriba buscando la bolsa de deportes aquella que se hizo tan popular en aquellos juegos. ¿O usted no tuvo una? Bien buenas que eran.
Aquí, lejos del país del Ordem e Progresso, el juego político sigue en el Ayuntamiento donde la alcaldesa, Clara Luquero, lo ha vuelto a confirmar: las mociones, que dan buena parte del juego en los plenos municipales a falta de demasiados dictámenes de calado, sirven para pasar el rato y no mucho más. Vamos, que de los plenos, pues sobran unas dos horas de media en las que se debate sobre “declaraciones de intenciones”. Qué bien.
Pues eso, que no habrá auditoría de Urbanismo que permita saber por qué se ha gastado el equivalente a la mitad de un presupuesto anual en pagos de sentencias perdidas y gestiones sin fruto porque está planificado convertir el departamento en un modelo de modernidad, eficacia y tecnología en el futuro. Ojo, siempre que gastemos adecuadamente la subvención de Industria para el proyecto Smart Digital y no reclamen su devolución —de esto ya sabemos algo— en 2020, claro…
Eso sí, si uno quiere saber qué hace la alcaldesa puede sumarse a un proyecto que un día se le ocurrió a una joven dama de fiestas que consiste en acompañar a la regidora durante toda una jornada. Sí, para ideas que reportan fotos simpáticas sí funcionamos bien.
Por cierto, la socialista ha vuelto a jugar al peligroso juego de arengar al personal para dar “contestación social” a un posible proyecto de presa en el Ciguiñuela, que se las trae, no lo dude, mientras defiende con uñas y dientes que se haga una presa nueva —se empeñan en llamarlo “recrecida”— y carísima, según los estudios, en Revenga. Pero hombre ¿No nos hemos estrellado ya suficientes veces con los proyectos faraónicos del antecesor (no hay tilde, no la busque)? Ya veremos cómo acaba.
Hablando de infraestructuras, nos toca lamentar un nuevo accidente mortal en la SG20, aquella carretera incompleta que el ministro popular, Cascos, vino a inaugurar en La Lastrilla porque el alcalde de la capital no era de su partido, en la época de “ya tenéis bastante con una autopista de pago y una variante, segovianos”, que una vez más ha demostrado ser una vía enormemente insegura. ¿Fue IU la formación que presentó una moción pidiendo que la carretera no se convirtiera en autovía por ser innecesario? ¡Ah! Que era una “mera declaración de intenciones”.
¡Caray! Ya me sube otra vez la bilis y eso que es época de asueto y con media provincia en fiestas después de celebrarse las de San Lorenzo con un nuevo éxito de crítica y público. Bueno, menos de la propietaria de la Huerta de San Lorenzo que cree que los jóvenes del barrio, excitados por San Lorenzo, trataron de quemar sus instalaciones. La cosa está denunciada. Ya le contaré.
Hombre, con las fiestas no se juega y bien claro lo ha dicho el portavoz socialista en Sanchonuño, Héctor Pascual, muy enfadado por la caída de inversión de su ayuntamiento en los festejos patronales. A esta protesta me apunto, que si algo pone en el mapa a un pueblo de nuestra provincia —y a su economía— son unas buenas fiestas.
A ver, que hay que felicitar a la Policía Nacional por sus buenas prácticas en la investigación de huellas y otros procedimientos de la Policía Científica que le ha valido a la comisaría segoviana un certificado de calidad que hará que sus informes sean mirados con total confianza por las policías de toda Europa. Lo que me preocupa es pensar que hasta ahora no pasaba esto…
Y la gran noticia: Los olmos pueden volver a recuperar terreno después de casi desaparecer por la grafiosis pero que se han hecho resistentes a base del duro tratamiento de infectarlos una y otra vez hasta volverlos resistentes y que nos puede convertir en repobladores de toda Europa.
A ver si las nuevas plantaciones me inspiran en mis poesías, que estoy trabajando en una novedosa idea sobre una historia de un olmo viejo y hendido por el rayo, que seguro que nadie ha hablado de esto nunca. ¿No?
Justo Verdugo, segoviano de cierta edad es un observador de su entorno y un ávido consumidor de las noticias que se publican en cualquier soporte y lugar. Con periodicidad semanal, el autor resume sus conclusiones en esta sección, en la que todos los ciudadanos están invitados a opinar a través de sus comentarios.
16 agosto, 2016
Qué optimista don Justo, dice usted que sobran dos horas y media de los Plenos, sobran los Plenos completos. Pasados los cuatro asuntos de baratillo y cíclicos por Comisión ya se sabe que van a dar de sí, y si me apura usted, ni hace falta, con que el técnico informe a los concejales y diga: “como todos los años, esto, esto y esto” y a casa con el recado. En cuanto a las mociones, en el bar, con una chato y su tapita, solucionadas. Las propuestas, contenidos y argumentarios de patio de colegio de primaria, algunas de guardería infantil. Ya le digo, lo que nos íbamos a ahorrar en dietas, en sueldos ni le cuento.