Un encierro prolongado, una lluvia inoportuna y una tele muy grande

Posted By Justo Verdugo on 5, Sep, 2016

Esto no es automático, no crea. De la galbana de agosto no se pasa de golpe a la hiperactividad en septiembre, que esto va gradual y además hace un calor al que no estamos acostumbrados a estas alturas. Pregunte si no a los vecinos de Nueva Segovia —la alcaldesa, Luquero, les honró acompañándoles a la misa dominical, que de esas se pierde pocas— cuantas judías de fin de fiestas se han comido buscando la sombra en la trasera de la iglesia como pasó este domingo y no helados de frío… 100 kilos de la legumbre se repartieron entre casi 600 comensales bajo un sol de justicia.

Ha habido fiestas ahí y en una buena montonera de barrios y pueblos. Seguro que me dejo 10 ó 12 pero yo he estado en los de Mata, El Sotillo, de La Lastrilla, Carrascalejo, de Palazuelos, Turégano, Navas de Riofrío, Valsaín y Escalona del Prado… ¡Que no falte! También estaban las de Cuéllar con protagonismo absoluto, claro, a los encierros que mire, no duran solo la semana de fiestas, que en ese pueblo se pasan el año entero viviendo en torno a esa fiesta taurina. Lo que son las carreras de este año, todas bien y escasas heridas en los corredores. Ahora, a hablar de ello hasta agosto próximo.

Si, ya sé que hoy he empezado por las fiestas, pero es que en la cosa de la política… mire, aún estoy asimilando ese rostro serio del portavoz socialista, Alfonso Reguera, explicando en el hemiciclo segoviano su orgullo por haber trabajado con Pedro Arahuetes —el mismo que le puso a escurrir al día siguiente de salir del Ayuntamiento— y de ser heredero (la legítima, que esa no te la quita nadie) de los frutos de su enorme gestión. Bueno, pues si a él no se le escapó ni una risita o siquiera una lágrima en todo su discurso no seré yo el que haga muecas ¿No?

La política y los partidos, que te llevan a hacer cosas muy raras. Ya tiene gracia ver a los mandamases del PP compartiendo paella con los militantes en mitad del campo, en Prádena, pero la cosa se torna genial cuando una traicionera pero pertinaz lluvia hizo que los políticos se mojaran de verdad y todos se apretaran en 40 metros cuadrados y chorreando. No estuve, pero hombre, no me negará que, llegados a este punto, no se le ha ido la mente a una fiesta playera de esas de camisetas mojadas… ¡Sáqueselo de la cabeza! ¡Piense en Hacienda!

Espero que al propietario de la pantalla gigante esa de la calle Real no le haya llegado el vídeo de aquella escena y lo plante en bucle para deleite de segovianos y visitantes… Menudo lío ese de la pantalla que ya anda polarizando posturas: están los que se arrancan los ojos ante la visión de tan demoniaco invento, defensores de la piedra vieja hasta en la sopa y dispuestos a dejar su sangre para que el siglo XXI no empañe nunca el pasado y están los que creen que la modernidad debe irrumpir precisamente en forma de fotones, no en la calle Real, sino en todas partes y si es necesario, colgando de cada hueco del Acueducto…

Hombre, digo yo que se puede encontrar un término medio y de paso modernizar las ordenanzas, que la que rige hoy en la cosa de la publicidad exterior no contemplaba siquiera la existencia de pantallas que no fueran en blanco y negro, llenas de válvulas y transistores. Mire que algo me dice que esto de la pantallita va a ser largo y quizá caro… Ya veremos.

Más modernidades. La del Google Maps cuyos gestores se han dado prisa y ya figuran las nomenclaturas de las calles que el Ayuntamiento acaba de cambiar, incluida la avenida del Acueducto, aunque como me gusta pillar los errores, me fijo en que sigue ahí el nombre de los “Caídos de la División Azul” para el jardín, junto al policlínico, al que hace años se le puso una placa con los nombres de Luis Martín y Carlos Martín, autores del himno a Segovia…

Hablando de modernizar, una moción —no se emocione que ya sabe que son meras “declaraciones de intenciones”— de Centrados en Segovia propone que se creen espacios para que las motos y bicis esperen en los semáforos los primeros y no entre los coches. Parece una idea estupenda aunque mire, no se me ocurre en qué calle de las que tiene semáforos en Segovia podría llevarse a cabo. Veremos que dice la Policía, que les han encargado hacer un estudio, el documento favorito en el Consistorio.

Quizá ayude el nuevo plan de asfaltado, aunque en realidad se trate principalmente de un parcheo somero por mucho que ahora se imponga en el departamento de Obras la moda de cuantificar el alcance de la operación en metros cuadrados, que suena como a grandes cifras: 16.000 metros cuadrados que son, para que me entienda, un poco más de dos veces la cancha del estadio de La Albuera repartido en tropecientas calles ¿Se hace así una idea mejor del alcance de la “operación”? Pues eso.

Para chapuza, la que se ha desarrollado esta semana en la carretera de La Granja a base de zahorra y brea para tapar los baches que pisan cada día 10.000 vehículos y espera hace lustros su conversión en autovía. Paciencia…

Me he quedado en las carreteras, pero me voy al puerto de los Leones, donde dos radares de velocidad, leo en El Norte, han hecho ¡12.000 fotos en dos meses! Hombre, obligar al personal —en camión, en coche o en moto, tabla rasa— a recorrer el puerto a velocidades máximas entre 60 y 50 kilómetros por hora sólo se me ocurre que busque quemar los motores, forzar el uso de la carísima autopista de peaje o recaudar dinerete. ¡Ah, no! Que es por seguridad.