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Truchas, fin de temporada

turchas22La temporada 2015 de pesca de truchas comunes ya terminó. Hago esta aclaración por que todavía se puede pescar (o intentarlo) el hucho (salmón del Danubio) en el Tormes y las truchas de plástico (si, la arco iris de piscifactoría y cisternazo) en los cotos intensivos de Segovia (Revenga, Carrascal y Fuentidueña). Estos lupanares de la pesca ( es decir cuando no puedes, no quieres o no sabes pescar de verdad, vas estos sitios y pagando, pescas algo parecido a una trucha de verdad. Propongo al lector cambiar el verbo pescar por otro más obsceno y sucio y entenderá el verdadero alcance de este tipo de pesca. 20 euros tienen la culpa de que no disfrutes de un día de amor pesquero).

Estos lugares se cierran a mediados de octubre, es decir estamos recogiendo las cosas para cerrar el tenderete. Por cierto, es curioso la pasividad de la guardería en estos cotos. Tengo un conocido que ha ido dos veces en una semana natural y los guardas no han aparecido. Ni de lejos. Y mire usted, lo entiendo. Se echan las truchas que tocan. Si el primero se lleva 100, sabe lo que se va llevar el segundo. Lo que esta pensando pero pinchada en un palo.

Bueno pasado este escabroso y escatológico tema, analizamos la pesca de la trucha de verdad, de la (jajaja) nuestra. La que da (jajá jajá) el río.

Pues, igual que hice el año pasado le voy a contar mi temporada. La abrí el primer día en el Coto de la Serreta. Venía bajo, pero pescable. Y no me cruce con nadie. Ni con pescadores ni con guardería. Lo primero, me extrañó, lo segundo, no.

Se dieron tres truchas de un cupo de cuatro. Moví Roma con Santiago. El agua fría no ayudaba y la truchas estaban (si estaban) esperando un poquito más de calor. Pero tres dieron la cara. Y dieron bonitos lances.

El siguiente permiso en el coto de Haza, en Burgos. Bolo. Ni tocar escama. Ni grande ni pequeño. Y la guardería a otros asuntos. Por que por allí no pasó.

Algunos cotos huelen a engaño. Este es uno de ellos. Sus mejores momentos han pasado a la historia. Yo ya le he hecho la cruz. No vuelvo. Para hacer el ridículo me quedo en casa y no hago kilómetros. Eso que me ahorro de gasolina y madrugón.

Este año descubrí uno coto nuevo. No de truchas. De tencas. La Santa Espina. Que forma de divertirme. Me reencontré con la ilusión de la pesca. La pura verdad. Sin historias y artificios. Una maravilla. Dos veces fuimos a rendir pleitesía al Dios de la pesca en el lugar más inesperado. En Valladolid y a las tencas. Pura verdad. Si me lo permite, pura poesía.

Y cerré en mi coto preferido. Aprisqueras. Dos permisos dan. Un pequeño paraíso donde las truchas, son de verdad, se comportan como tal y luchan como animales libres, salvajes y plenos.

Pero en general no ha sido un buen año. Los ríos se han secado. Cauces más caminos que ríos. Muchos vertidos. Poca vigilancia. El año que viene será horrible, dado que este ha sido muy malo. Como no críen las piedras, las truchas que no hay no lo podrán hacer. Y mientras los cangrejos, a pesar de la guerra declarada, siguen avanzando.

JavierPesca

Author: J. García Herrero

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