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Tormenta de ideas para la carga y descarga

“En un plato de la balanza la seguridad de las personas y en el otro, las molestias que se puedan causar a los colectivos que trabajan y viven en la calle Real. Si tengo que elegir, lo tengo claro”. La alcaldesa, Clara Luquero inició de esta manera la reunión en la que se analizaba la propuesta de adelantar los horarios de carga y descarga en las calles peatonales del centro para que “a las 10 de la mañana no quede allí un solo vehículo” y que, según advirtió, “es inevitable y urgente”.
Varias personas piden la palabra durante la reunión celebrada en la Alhóndiga.

Varias personas piden la palabra durante la reunión celebrada en la Alhóndiga.

Sin embargo y pese a su firmeza, la regidora acabó aceptando pequeñas variaciones para el estudio: los técnicos revisarán la posibilidad de establecer horarios distintos en verano y en invierno, de diferenciar los horarios de trabajo para los servicios de abastecimiento a los comerciantes y a los hosteleros —para estos, las primeras horas y quizá hasta un turno añadido de tarde, entre las 15.30 y las 16.30— y hasta ampliar la propuesta inicial en media hora y permitir que el tiempo para el reparto llegue hasta las 10.30, la única idea en la que confluyeron todos los presentes. “Pero habrá adelanto de los horarios y tenéis que mentalizaros”, advirtió.

Medio centenar de personas asistieron al encuentro en la Alhóndiga: dos asociaciones de comerciantes, transportistas, vecinos, guías turísticos y responsables de la Escuela de Arte, en la Casa de los Picos, dispuestos a buscar una fórmula que permita conjugar intereses, no siempre coincidentes.

Y es que, más allá de las complicaciones para la adaptación a horarios más tempranos, el asunto tiene un trasfondo económico ineludible para los repartidores, los comerciantes y los hosteleros, que se verían obligados así a pagar las horas “extra” a sus empleados si estos tienen que adelantar, como se propone, dos horas su actividad.

Eso el que tiene empleados, que los autónomos solitarios —la mayoría en los comercios— se verían obligados a acudir antes a sus negocios para recoger sus paquetes con mercadería y asumir por su cuenta más horas de trabajo. “Más dificultades para la conciliación familiar y poder hacer una vida normal”, lamentaba una empresaria.

Hubo algunos momentos de cierta tensión, como cuando se espetó a los responsables municipales —a Luquero le acompañaban el concejal del ramo, el jefe de la policía local y una técnico, especialista en movilidad— que su idea “acabará con el pequeño comercio”, o convertiría el casco antiguo “en un resort”, o de ser “poco sensibles”, aunque en general el ambiente era de búsqueda de una solución común.

La representante de la asociación de guías turísticos se dirige a los asistentes.

La representante de la asociación de guías turísticos se dirige a los asistentes.

“No somos vuestros enemigos”, apuntó la representante de los guías profesionales tras relatar la difícil experiencia que supone transitar por la calle Real con grupos de hasta medio centenar de turistas entre camiones y furgonetas o de pasar largo rato “entreteniéndoles por rutas alternativas por San Juan o El Postigo” hasta que se despeja la calle Real para completar el recorrido con seguridad.

Algo más de irritación causó la intervención del representante de los vecinos, que advirtió al resto de colectivos que la modificación de horarios es imprescindible y “negar el problema es cerrar los ojos” y crítico los “hábitos poco madrugadores” de los tenderos, aunque apaciguó algo los ánimos cuando insinuó la necesidad de conceder a los negocios de la zona un trato fiscal especial, una propuesta que pareció que la regidora no escuchó, dando la palabra a otro interviniente.

Tampoco quiso prestar demasiada atención a las reclamaciones del presidente de los comerciantes de que se elaboren estudios sobre los hábitos de los dueños de negocios de la zona, el tipo de vehículos que transitan por la calle Real, su frecuencia real —la Policía calcula medio millar diario— y el número de días al año en el que realmente se producen aglomeraciones y riesgos. “No hacen falta estudios, el problema se ve claramente y hay que solucionarlo”, zanjó.

La tormenta de ideas duró algo más de dos horas y concluyó con la promesa de estudiar las variables propuestas, siempre con cierta celeridad, ya que la decisión que finalmente se adopte obligará a realizar una modificación de la Ordenanza cuya aprobación definitiva necesitará unos tres meses de tramitación e incluso se piensa en soluciones provisionales sobre las que hacer pruebas para comprobar su eficacia.

Author: Redacción

Acueducto2. Noticias y actualidad de Segovia.

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2 Comments

  1. Un español, una opinión. Hagan lo que hay que crean que hay que hacer y dentro de cuatro años se verá. ¿el qué? programa, programa y programa…

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  2. Como siempre, los tenderos y hosteleros segovianos en plan lloron, que si tienen que madrugar, que si tienen que pagar horas extras, etc, etc.. La misma razon que alegan siempre para no moverse de sus posiciones e intentar que todo el mundo tenga que aceptar sus razones.
    Siguen sin asumir, que esta ciudad vive del turismo y que todo gira sobre el turismo. (gracias a los caciques que nos han gobernado siempre y que nunca han querido una industria que nos saque del feudalismo que nos han impuesto). Y por ello mismo, al turista hay que tratarle bien y no meterle por una calle llena de camiones, humos, ruido, etc..
    Si tienen que madrugar, madruguen. Si tienen que pagar horas extras, paguenlas, pero lo que no se puede es tener toda la mañana una arteria principal de segovia colapsada porque a ustedes no les importa el resto de la gente. Solo les importa su comodidad y su cartera.

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