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Postales de Segovia: ‘Las Capeas’. Ilustraciones de Martínez de León, textos de Eugenio Noel

Postales de Segovia: ‘Las Capeas’. Ilustraciones de Martínez de León, textos de Eugenio Noel.

En época de controversias tauromáquicas, traemos a colación una curiosa colección postal bajo el título de Las Capeas.

Compilación presentada en una carpetilla compuesta por 11 dípticos-postales, sin numerar, a los que se añade una tarjeta sencilla y una cartulina, con dorso en blanco, que hace las veces de presentación del conjunto postal (todas ellas coloreadas).

Cartulina de presentación de la carpetilla de postales taurinas ‘Las Capeas’.

Dos de dichos dípticos son los que llaman nuestra atención al estar relacionas con la provincia de Segovia:

Fiesta de toros en Sepúlveda’ y
El toro del aguardiente en Turégano’.

La dimensión de las postales es de 15 x 10 centímetros. En pie de imprenta consta: Copyright by Aeternitas-Gráficas Valencia.-Valencia (España).

Casi con toda seguridad fue editada en 1950 (la biografía del ilustrador marca esta fecha para la edición de Las Capeas).

Ilustraciones de los dípticos postales ‘Las Capeas’.

Se imprimieron en Litografía Graficas Valencia, de Vicente Mayó, sita en la calle Pizarro, 25 de Valencia.

Los dípticos, con punteo troquelado por si queremos separar las tarjetas para su envío postal, tienen, en la parte contraria a la cartulina ilustrada coloreada, otra, con una pequeña ilustración en blanco y negro y textos explicativos del motivo representado. Además de en español, están traducidos al francés e inglés.

Los dibujos son de Martínez de León (Ver Nota 1) y los textos de Eugenio Noel (Ver Nota 2), así consta en la cartulina de presentación.

Tarjeta postal sencilla de la carpetilla de postales taurinas ‘Las Capeas’.

La colección está basada, en su mayor parte, en distintos capítulos de la obra Las Capeas de Eugenio Noel; en concreto siete de ellos.
El libro, publicado en Madrid en 1915, está impreso en los talleres Helénica. Fue reeditado posteriormente, al menos en la Revista Literaria en 1931 y en 1952 por Afrodisio Aguado, S.A. en la Colección ‘Más Allá’.

Las dos tarjetas y textos que nos interesan, sobre eventos en Sepúlveda y Turégano, están incluidos en el libro Las Capeas (capítulos IV y VII, respectivamente).

Otros de los títulos están incluidos en libros o artículos de Noel, como Nervios de la Raza o el relato Un toro de cabeza en Alcorcón.

Dibujos y textos componen un interesante maridaje entre los textos de un antitaurino furibundo, Noel, y un apasionado dibujante del mundo taurino, Martínez de León.

Relación de títulos de los dípticos-postales:

Ilustraciones de los dípticos-postales ‘Las Capeas’.

El toro de la Vega en Tordesillas *.

Episodio de una capea en Villalón *.

Fiesta de toros en Sepúlveda *.

Los toros de los Carabancheles en el año del desastre *.

El toro del aguardiente en Turégano *.

Cuernos en Candelario *.

Toros en los Deltas del Ebro *.

Don Tancredo ***.

Cura trágica de un ‘maletilla’ **.

Los caballistas de Arroyo del Puerco **.

Un toro ‘de cabeza’ en Alcorcón ***.

¡El Toro! (tarjeta postal sencilla).

Las Capeas (cartulina de presentación dorso en blanco).

*Del libro Las Capeas. **Del libro Nervios de la Raza. ***Relatos.

Nota 1: Andrés Martínez de León (Coria del Río 1895 – Madrid 1978):

Andrés Martínez de León es un librepensador reconocido por su ingenio. Leyendo su biografía constatamos que fue pintor, cartelista e ilustrador. En 1909 ingresa en la Academia de Bellas Artes de Sevilla.

En su faceta de escritor, publica su primer libro en 1926: Historietas Sevillanas, le seguirían otros. Colabora en distintas revistas taurinas y al estallar la Guerra Civil desarrolla su actividad de dibujante y escritor como cronista, en las trincheras del bando Republicano, para distintos periódicos, principalmente desde Valencia para el periódico Frente Rojo. Terminada la guerra es condenado a pena de muerte.

Ilustraciones de ‘Las Capeas’

Conmutada por prisión de treinta años subsiste con la venta de dibujos que su mujer, Ana Alberdi, remite a un amigo fotógrafo de Sevilla. Indultado en 1945, se traslada a Sevilla y sigue con su faceta de dibujante y escritor. A partir de la década de los 50 se dedica en cuerpo y alma a la pintura “se proclama como pintor del color… Busca en los lienzos la impronta folklorista que impera en nuestro país”. Sus temas taurinos, las romerías, las faenas del campo… tienen un carácter muy peculiar, siendo la preponderancia del color su principal idea y recurso pictórico. En la larga cronología de sus obras, publicaciones y exposiciones, desde 1915 hasta su muerte en 1978, encontramos en 1950 la edición que tratamos: Las Capeas con los textos de Eugenio Noel

Nota 2: Eugenio Muñoz Díaz, ‘Eugenio Noel’ (Madrid 1885 -Barcelona 1936).

Eugenio Noel, escritor de novela y ensayo, nacido en Madrid un 6 de septiembre de 1885, se cría en la casa de la duquesa del Sevillano, aristócrata y mecenas vinculada a Guadalajara, donde sirve su madre.

Eugenio Muñoz Díaz, ‘Eugenio Noel’, escritor.

Gracias a este hecho, Eugenio, bajo la protección de la duquesa, se forma en los mejores colegios junto a las proles de los potentados de la época, moviéndose en dichos círculos sociales.

Para conocer al que se considera “el antitaurino más furibundo de las primeras décadas del siglo XX“, dos reseñas sobre su persona.

De él escribe, en 1920, el filólogo y crítico literario Julio Cejador y Frauca:

Madrileño, admirable satirizador de las lacras españolas, flamenquismo, toreo, etc., etc.; perspicaz observador, pensador levantado y noble; prosista sincero, brioso, pintoresco, suelto y castizo; pintó vivamente las costumbres, sobre todo de la gente maleante, de arriba y de abajo, y copió del natural el habla de chulos y toreros”.

Por su parte, en una glosa actual, el periodista Antonio Herraiz comenta:

Eugenio Noel siempre estuvo muy próximo al mundo de los toros, que conocía a la perfección. En ese conocimiento exhaustivo es en el que se apoya para emprender una auténtica cruzada contra los toros y el flamenco recogida en su ‘Diario Íntimo’. Es curioso que, igual que criticaba con especial inquina todo lo relacionado con la tauromaquia, luego se hacía fotografías con los toreros antes y después de las corridas de toros, reflejando incluso en sus textos cierta admiración por lo que decía despreciar. Conversó con toreros, lo contó en sus libros y mantuvo un nexo importante con ese mundo, sobre todo, en la primera mitad de su vida. No sé si de manera inconsciente, pero el daño que hacía era, probablemente, incluso superior a sus intenciones. De ideas republicanas, fue un escritor muy activo y tras su última gira por América, murió en Barcelona en 1936 en la más absoluta indigencia. A los antitaurinos militantes de hoy les falta la intelectualidad de Noel, su profunda capacidad de crítica y el conocimiento de lo que pretenden eliminar. Si fuera por su actitud y su campaña destructiva -estéril de argumentos-, el mundo de los toros no tendría de qué preocuparse. Sin embargo, en demasiadas ocasiones, el entorno taurino se lo pone demasiado fácil

Como no puede ser de otra manera, copiamos los textos de Eugenio Noel, acompañado por los dibujos de Martínez de León, referentes a los dípticos-postales dedicados a los toros en Turégano y Sepúlveda.

TUREGANO. El Toro del Aguardiente en Turégano.

Habían formado con estacas una pequeña empalizada, y el toro, quieto en el centro, miraba a los mirones. Continuamente engrosaba el número de los campesinos. Se saludaban con efusión, preguntándose unos a otros:
-¿Vienes de ver al toro?
-De verlo vengo.
-¿Y qué tal facha hace?
-Muy majo.
Eran ya las cuatro de la madrugada y el cielo prometía un día espléndido.
Realmente, el toro era un soberbio animal. No muy alto y de pata corta pero sí muy largo del testuz a la cola, gustaban los campesinos, y no se saciaban de ello, examinar su vientre recogido, las grandes cuartillas de sus remos, el relieve de los corvejones, las pezuñas casi redondas, bien hendidas y de una alucinante elasticidad. Miraban que se hartaban.
-Eh, ¿qué le parece, tío Dionisio?
¡Que es todo un hombre, Pascualón!
-Hay que tener cuidado con él: es zaíno.
Pascualón, el orgulloso Pascualón de Turégano, que doblaba con los músculos del antebrazo una barra de hierro, le miraba embobado, ardiente, bajo una pesadumbre de envidia. Le llamó:

Ilustración en ‘El toro del Aguardiente de Turégano’.

-¡Eh, toro!…
El toro oyó la voz poderosa, volvió hacia él su cabeza y miró. Pascualón le llamó otra vez. Ésta, el toro ni se movió siquiera.
No fue operación sencilla colocar en los cuernos la maroma.
Por fin, la maroma estuvo en su sitio, atada con tanta destreza, que sin tener otros puntos de apoyo que los resbaladizos cuernos, la soga quedaba sujeta como con clavos.
La gran hora llegó. El sol salía y con él salió el toro. Arremetió contra los que se le pusieron delante y atrapó a uno de ellos como quien coge una mosca en el aire. Iba el toro a recoger al caído por su empuje, cuando la maroma, ciñéndose cruelmente al testuz, le obligó a mirar atrás. Entonces, aflojándose, cambió la dirección del animal, que se volvió contra los que le manejaban.
Pronto se convenció el toro de que había empezado para él un trabajo horrendo, y decidió librarse de él fuera como fuese. Terrible su acometida.
Los que conducían al bicho flaquearon. Un empuje brutal del toro y la maroma se partía cerca de él mismo. El animal, viéndose libre, siguió la misteriosa ruta que su instinto le dictaba, volviendo a pasar por donde antes lo hiciera, tremolando el pedazo de maroma, aún ceñida a su testuz.
Los valientes huyeron a pierna suelta, y no, por desgracia, tan de prisa, que el fiero animal no pudiera vengarse. Su camino parecía el del infierno…”.

SEPULVEDA. Fiesta de toros en Sepúlveda.

Doscientos setenta y dos suscriptores habían cubierto el empréstito y con el dinero reunido se compró el toro del tío Lampiño.

Díptico-postal ‘Fiesta de toros en Sepúlveda’.

De la vaca del señor Melanio no había que hablar. En el corral estaba y con ir a por ella como todos los años… al avío. Esta vaca, Dios me perdone, era toda una institución. Los abuelos la habían toreado, la toreaban los nietos y el día del Juicio por la tarde seguiría dando lo suyo. Se llamaba ‘Malva’, pero no lo era, aunque lo parecía. Bajo aquella mirada zaina se abrigaba la peor intención del mundo y una sabiduría tan madura y concienzuda inteligencia, que torearla era resolver el problema más embrollado, y librarse de ella, una vez delante, cosa así como coger el cielo con una mano.
El éxito de la contrata de los ‘famosos toreadores’ Cornetín y Pistola fue tal, que una semana antes de la fecha, Sepúlveda era una romería…
Pueblos habrá en España más pintorescos que Sepúlveda; más nuestro, no. Un castillo colosal; imponentes lienzos de murallas y al pie, casas siniestras, que viven y sienten y padecen uno de aquellos dibujos de Víctor Hugo a los que ponían este epígrafe seco ‘Una Casa’…
¡Toros! ¡Hay toros! Es día de toros en Sepúlveda. Los pocos pajarillos que dejan sanos los cazadores, se saludan así en el aire: ‘¿Sabes que hay toros en Sepúlveda?’ El viento se calma porque sabe molesta a los lidiadores. El sol arde de lo lindo. El vino cae alegremente. ¡Hay toros en Sepúlveda!, gruñe la sierra de Guadarrama a la de Cervera y a la de Gredos. ¡Toros!…

Ilustración en ‘Fiesta de toros en Sepúlveda’.

Suenan las campanas. El sol incendia la plaza, achicharra el informe montón de espectadores y quema la sangre y la lengua. ¡Oh que algarabía!…
Nada sale de aquel lúgubre boquete. Por fin en el umbral de aquella especie de tumba, aparece el conocidísimo testuz de la vaca ‘Malva’ y un murmullo ensordecedor la saluda.
Cada año sabe más ese angelito –dice un veraneante- y le crecen más los cuernos. Porque ‘Malva’ tiene unos cuernos abradacadabrantes. No sólo con dos cuernos largos, sino que uno de ellos es más largo y fino que el otro. Cornada de su ‘derecho’, son seis años seguros de cama. Y como atenuante de lo que decimos, ‘Malva’ posee una conciencia perfecta de sus cuernos y jamás usa el izquierdo…
Un bruto, a quien por cierto y con beneplácito del ‘ilustre senado’ mandó prender el señor Alcalde, tomó carrerilla y a la media vuelta le sacudió tal estacazo con una cayada de fresno, que los corazones menos sensibles lo sintieron en su interior tanto como el animal. Pero el diablo es el mismo demonio, y sucedió que, buscando el alguacil al bruto del estacazo y teniéndole ya agarrado por el cogote, la vaca, que vio aquellos movimientos desenfrenados se arrancó a sesenta por hora y el infeliz alguacilillo recibió el golpe que la vaca destinaba al de la cayada. ¡Y qué golpe!… El cuerno le entró por el muslo y le atravesó, y así colgada la malaventura víctima de su deber, fue campaneada hasta el delirio…

Nos, quedamos de canto ¡Salud!

ENLACE: entradas sobre tarjetas postales ilustradas.

Author: Juan Pedro Velasco Sayago

Blog de montañismo y excursionismo sobre el Guadarrama, a cargo de Juan Pedro Velasco Sayago. (Coordina el Blog 'Retrosegovia', publicando temas relacionados con la tarjeta postal ilustrada de Segovia).

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2 Comments

  1. ¡Qué curioso! Yo estoy a ver si termino la colección de tauromaquia de Hauser y Menet, pero es una aventura a largo plazo.
    Gracias por la publicación.

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