Postales de Segovia: La Virgen de la Fuencisla (3).
Escribe, acertadamente, el catedrático y poeta Luis García Montero en referencia a la postal, que su objetivo es:“encontrar la perspectiva justa que dé sentido a lo que la cámara tuvo delante, ya que cuando se pasea por una fotografía antigua, la imaginación debe tantear con prudencia los puntos cardinales. La memoria del viajero, dice el poeta, recuerda postales, siendo los recuerdos como un río embovedado que fluye bajo los pies del presente”
Entrada anterior 1: ‘La imagen de la Virgen de la Fuencisla’ (blanco y negro).
Entrada anterior 2: ‘La imagen de la Virgen de la Fuencisla’ (color).
El Santuario de Ntra. Sra. de la Fuencisla en la tarjeta postal ilustrada.
“La traza de esta casa de Nuestra Señora de la Fuencisla la dio el rey Felipe II, porque era tanta la devoción que tenía a esta sagrada imagen, que el mismo quiso ser él tracista de su palacio para el sol de María”.
Seguimos con nuestra particular conmemoración del Centenario de la coronación canónica de la Virgen de la Fuencisla.
Nos centramos en el edificio del santuario y la alameda que lo acompaña –Ver Nota 1-.
La traza de Felipe II, comentario que encabeza esta entrada, hubo de adaptarse al espacio al colocar la primera piedra el Obispo Pacheco.
(Nota aclaratoria sobre la datación de las tarjetas postales: Las fechas indicadas son las del Depósito Legal impreso en las cartulinas, lo que no quiere decir que las fotos no puedan ser anteriores a la fecha de inscripción en dicho registro oficial.
Las postales editadas antes de la obligatoriedad de realizar el D. L. [Decreto 23 diciembre 1957], se datan, aproximadamente, por las más antiguas circuladas que conozco, en sus respectivas colecciones).
El Santuario a vista de pájaro.
Segovia desde las laderas de Peñalara (2428m.).
Nuestra primera visión, aunque no dispongamos de tarjeta postal, es una fotografía desde el punto más alto de la provincia: el pico de Peñalara (2428m).
Cercana a la cumbre, en el risco de Claveles, estuvo muchos años una imagen de la Virgen de la Fuencisla.
Posteriormente retirada, descansa, cara a Segovia, en unos peñascos cercanos -Ver entrada: Virgen de Claveles-Peñalara-.
Para comenzar, hemos seleccionado algunas tarjetas postales que representan imágenes aéreas de la ciudad de Segovia. Están editadas en las décadas de los 50-80 del siglo XX, en ellas se puede observar, en mayor o menor grado, la zona donde se ubica el Santuario.
Las dos primeras están editadas hacia 1955 y en 1967. Pertenecen respectivamente a la editorial Royuela y RO foto.
La más antigua, en blanco y negro, es aérea. La otra está tomada desde la torre de Juan II en el Alcázar.
Postales de Segovia, editorial ‘Rayuela’ y ‘RO foto’ (ca. 1955 y D.L. 1967).
En las dos podemos observar el complejo del Santuario y la alameda que lo circunda.
Siguiendo con nuestra particular selección elegimos a continuación otras dos imágenes. Corresponden a sendas postales, editadas en 1974 y 1977, de las editoriales Dominguez y FAMA respectivamente.
Vistas aéreas de Segovia, editorial ‘Dominguez’ y ‘FAMA’ (D. L. 1974 y 1977).
La primera muestra el acueducto, con su arcada doble, en primer término. Al fondo la catedral y tras ella, a su derecha, la mancha de verdor de la alameda de la Fuencisla.
La segunda imagen es una vista del Alcázar desde el lado sur, con el monumento y la Casa de la Química en primer plano. En la esquina izquierda, al finalizar la Cuesta de los Hoyos aparece el manchón verdoso de nuestro parque.
Saltamos de década y terminamos con las tomas a vista de pájaro. En este caso, la imagen del Alcázar está editada por José Luis González Mansino, en la cartulina consta D. L. de 1988.
Vista aérea del Alcázar de Segovia editada por ‘José Luis González Mansino’ (D.L. 1988).
Aparece el edificio en primer término rodeado por las arboledas que acompañan los valles del Eresma y el Clamores.
En la esquina izquierda de arriba se aprecia la masa arbórea de la alameda de la Fuencisla en un momento de máximo esplendor. Igualmente podemos observar el hermoso enebro que competía con la torre, hoy desaparecidos.
El último gran desprendimiento de rocas, del año 2005, acabó con el árbol y el edificio de la Capellanía, habitado por una congregación de monjas que salvaron la vida de milagro, núnca mejor dicho.
El mirador del Valle del Eresma.
Si hay un lugar desde donde impregnar nuestras retinas con la anchura del valle del Eresma en su confluencia con el Clamores, ese es, sin duda, la explanada del jardín de entrada al Alcázar de Segovia (plaza de la Reina Victoria Eugenia).
Punto elegido, desde principios del siglo XX, por distintos fotógrafos, profesionales y aficionados, para plantar su cámara y realizar placas que más tarde se plasmarán en tarjetas postales.
Las dos primeras imágenes que ofrecemos se corresponden a una tarjeta de la casa León y Levi, conocida como ‘doble LL’, y otra de Hauser y Menet.
Las dos ofrecen un retrato casi idéntico. En una la panorámica es un poco más amplia que en la otra.
Las dos son ediciones, ya con dorso dividido, posteriores a 1905. Editadas entre ese año y los primeros de la década de 1910.
Tarjetas postales de la ‘doble LL’ y Hauser y Menet.
Sus títulos lo dicen todo: Vista panorámica hacia San Marcos y Vista desde el Alcázar.
Vemos el barrio extramuros segoviano, al otro lado del río Eresma, con las casas en primer término vigiladas por la iglesia de San Marcos.
A la derecha de la imagen queda la recoleta y solitaria iglesia de la Vera Cruz, en el camino de Zamarramala. En el alto se puede apreciar la silueta pueblo presidido por la torre de la iglesia parroquial.
Al fondo los complejos religiosos del convento de los Carmelitas Descalzos y el santuario de la Fuencisla.
De parecida, sino igual, factura es la tarjeta postal nº 20 de la serie azul de Grafos–Madrid (también en tirada para la Editorial Nuño, de Segovia), titulada Barrio de San Marcos. Editada hacia los primeros años 20 del siglo pasado.
Tarjeta postal editada por ‘Grafos’.
Saltamos algunas décadas y nos colocamos en la mitad del siglo XX. Tarjeta postal impresa por Ediciones Paris J. M., de Zaragoza (Exclusica JUISA Valladolid), nº 16 de la colección: Barrio de San Marcos y la Vera Cruz.
Tarjeta postal del barrio de San Marcos, Segovia, ediciones Paris.
Muestra, como las anteriores tarjetas, una toma desde la explanada de entrada al Alcázar.
Su acabado fotográfico, presenta una imagen más nítida del conjunto, ofreciendo en primer término un enfoque más completo de los antiguos edificios pegados al cantil y las huertas a orillas del río.
A ras de suelo, en la Alameda.
Descendemos a tierra y nos adentramos en la alameda de la Fuencisla. La primera visión, antes de acercarnos al santuario, nos la ofrece una tarjeta incluida en un taco de 20 postales que tiene por título San Juan de la Cruz en Segovia.
Tarjeta Postal de la colección ‘San Juan de la Cruz en Segovia’.
Se trata de la postal nº 19: Uno de los paisajes del convento con las peñas y ermitas; junto a la de arriba el ciprés plantado por el Santo; en la de abajo la cueva donde se retiraba a orar; en el fondo la Fuencisla.
Ya en tierra, la serie azul de Grafos nos ofrece una tarjeta titulada Santuario de la Fuencisla. Tiene el número 79 de la colección (80 postales en total).
Santuario de la Fuencisla, Grafos Madrid.
La imagen representa las escaleras de la puerta principal del edificio del santuario con los hermosos olmos que escoltaban el paseo de entrada.
Parecida imagen a la toma de Hauser y Menet editada años antes. Retrato que sirvió para tiradas de algunas casas comerciales como la papelería de Germán Herranz.
Tarjeta postal del Santuario de la Fuencisla de Hauser y Menet.
La fototipia Thomas de Barcelona edita en los primeros años de la década de 1910, en una serie de numeración nacional (Segovia 250 a 285), una postal que lleva por título Santuario de Nuestra Señora de la Fuencisla, la número 264.
Santuario de la Fuencisla y casa del Capellán, fototipia Thomas.
Nos ofrece una imagen animada de la entrada lateral del santuario con el edificio del Capellán (Casa curato) en primer término, una de las fuentes de la alameda y algunos personajes.
Terminamos nuestro recorrido a ras de tierra con una imagen parecida a la anterior pero en vertical.
Está editada por EJG París-Irún en los años finales de la primera década del siglo XX.
Santuario de la Fuencisla y casa del Capellán, ‘EJG’.
El Santuario.
Santuario Virgen de la Fuencisla bajo las ‘Peñas Grajeras’, Segovia.
Plano de la alameda de la Fuencisla, año 1911.
Cinco son, según el deán Tomás Baeza, las localizaciones que la talla de la Virgen ha ocupado hasta ubicarse en el actual santuario: “1ª La cueva o capilla en que fue instalada al principio en las peñas Grajeras, permaneciendo por espacio de siete siglos. 2ª El subterráneo de la iglesia de San Gil, donde estuvo cuatrocientos años próximamente. 3ª La parte exterior de la puerta de la catedral desde que fue descubierta hasta la erección de la segunda capilla. 4ª Esta segunda capilla por espacio de cerca de cuatro siglos. 5ª El Santuario actual, al que fue trasladada desde la capilla anterior […]”.
Centrándonos en el actual santuario, relata el cronista Diego de Colmenares en su Historia de Segovia: “[…] la nueva fábrica de la ermita de Nuestra Señora de la Fuencisla, en 15 años, desde el 13 de Octubre de 1598 años, que se asentó la primera piedra por el obispo D. Andrés Pacheco, llegaba a perfección con limosnas y ofrendas de nuestros ciudadanos […]”.
Una de las fuentes del entorno del santuario de la Fuencisla.
Como comentamos, al principio de la entrada, la traza diseñada por el rey Felipe II […y de su Maestro mayor de obras Francisco de Mora] se adaptó a la zona. La estrechez del espacio donde se asentaba la primitiva ermita, encajonada en el roquedo conocido como Peñas Grajeras, no permitía que el diseño inicial pudiera realizarse. Tengamos en cuenta que el río Eresma casi lamía los cantiles. A lo largo de los siglos su trazado ha variado -Ver Rápidos del Eresma de Andrés Díez Herrero-.
El paraje pasó a denominarse de la Fuencisla por las muchas fuentes que destilan las peñas indicadas. Afloramientos de roca sedimentaria cretácica en los que afloran los acuíferos cársticos.
El que la talla de la Virgen estuviera por estos andurriales, se debe, según Baeza, a que era el lugar donde vivían los pueblos indígenas, “ya que los romanos no permitían a los sojuzgados vivir dentro de las murallas”.
La construcción del mismo, como no podía ser de otra forma e indica Colmenares, corrió a cargo de los reales del pueblo segoviano. “Donativos de los tintoreros, los ganapanes, las mujeres, curtidores y zapateros, empleados y jornaleros de la Casa de la Moneda de abajo y de la de arriba [arriba estaba la CECA a martillo del Corralillo de San Sebastián]”. El costo final parece ser que fue de más de cuarenta mil ducados, o lo que es lo mismo, 440.000 rs, todo gracias a la constancia de los segovianos, que lo aportaron a lo largo de quince años. El templo empezó a agrandarse hacia 1598 y en septiembre de 1613 se realizaron las Fiestas de traslado de la imagen al nuevo templo.
La alameda de la Fuencisla.
Santuario y alameda de la Fuencisla desde lo alto del roquedo.
La alameda actual, que distingue y da belleza al lugar, comienza a conformarse a partir de la petición, en enero de 1846, de una asociación de devotos, que viendo cómo el río Eresma amenaza con su erosión los cimientos del Santuario pide ayuda al Ayuntamiento. Se constituye una comisión para recaudar fondos y pronto se comienza a acometer los trabajos de relleno.
Comenta Juan Manuel Santamaría, en El Cinturón Verde de Segovia, que: “En pocos lugares de nuestra geografía se ha puesto de manifiesto la tenacidad de los segovianos cuando se han propuesto mejorar su medio como en este rincón situado al pie de las formidables Peñas Grajeras y delante del Santuario de la Virgen de la Fuencisla”.
Nueva plantación en la alameda de la Fuencisla tras la plaga de grafiosis.
Gentes de toda condición, dicen las crónicas, aún los de las clases más elevadas y menos acostumbradas a estos esfuerzos. Para que el lugar no se empantane y pueda estar saneado, el Ayuntamiento acomete la plantación del jardín del Santuario que en 1867 se da por terminado. Pero el ‘Hoyo de la Fuencisla’ no estaba del todo completo. Las críticas en los medios de comunicación surtieron efecto. Recoge Santamaría un suelto del periódico La Tempestad: “Respetable Ayuntamiento / que tienes tanto dinero: / hace diez años que espero / me den algo de tragar…”. Se termina de rellenar el lugar con los escombros del incendiado alcázar (1862) y, tras una serie de peripecias, en 1880 estaba plantada la umbrosa alameda (en realidad una olmeda). Olmeda que conocimos en su día y que una plaga (grafiosis del olmo) se llevo por delante en los primeros años de la década de los 80 del siglo pasado.
Hoy, replantada con otras especies arbóreas, podemos seguir disfrutándola en todo su esplendor
Entrada Virgen de la Fuencisla 4 y última.
Diputación
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