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Política y pijerío

El problema de los políticos del stablishment es que se han vuelto un hatajo de pijos. De ahí el éxito de Podemos; si son pijos lo disimulan bien.

Pienso en el Senado, por ejemplo. Como mucho, yo por un senador pagaba 1.600 limpios al mes. En contrapartida reduciría su actividad (más aún) a una reunión a la semana, al menos hasta que se redefina el papel de la institución. Cuando lo hablo con amigos, sea cual sea su ideología, hay unanimidad total (alguno dice que 1.600 sigue siendo una barbaridad, pero son franca minoría). Eliminar prebendas injustificadas parece de sentido común.

Sin embargo, por más que pasan los años, nada, ahí siguen, cobrando un pastizal reconociendo ellos mismos que lo que hacen (cuando lo hacen) carece de sentido. Ninguno de ellos ha tenido el torerío de plantarse en el estrado y decir, bueno, ya está bien, lo que cobramos es una pasada, demasiado.

Es una situación extensible a buena parte de la clase política. Pienso yo que precisan cobrar mucho porque se han vuelto pijos (que no tontos, es un craso error confundir pijería y tontería). Y no cualquier clase de pijo, se han vuelto “pijos madrileños“.

Concretemos. El pijo madrileño tiene la necesidad social de exhibir estatus. Debe vivir en un barrio guapo del centro o en una urbanización norteña habitada por algún famosete. Al respecto, he escuchado conversaciones delirantes entre pijos presumiendo del “famosete” del barrio. “En mi urbanización vive el sobrino de Vasile y la hija de un ministro”, “en la mía el presidente del Getafe”, “yo tengo por vecino al mánager de Malú y de Sergio Dalma”.

Debe tener casa en la playa. Y no cualquier playa proletaria; lo mismo, en las cercanías debe veranear algún famosete del que presumir. Los hijos van a escuelas, como poco, concertadas. No porque la educación sea mejor o peor, sino porque no se entiende de otra manera. Hay que estar en un club de pádel frecuentado por ministros o directores generales mínimo. Eso es obligatorio. Como lo es tener un coche negro, grande y poderoso. A poder ser, un Cayenne, un 4×4 Mercedes.

Pedro Gómez de la Serna

Claro, no estamos hablando del pijo de Cantalejo, que farda de tractor y de un señor caballo para los encierros. Estamos hablando de una simbología diseñada para devenir criba económica. Un peaje. Darte el pisto de que estás entre los poderosos -aunque en realidad seas el diputado que cambia el papel de váter en el retrete del partido- tiene su precio. Y si no estás corres el riesgo de no figurar en la rueda de chismes, de dimes y diretes. Pierdes “capacidad de sintonización con la información estratégica interna”. Eso siempre que no seas un comisionista. Si eres un Gómez de la Serna de la vida pierdes, además, pasta a espuertas.

De manera que con 1.600 limpios gente así no llega ni al viernes de la primera semana. Necesitan que sus escaños les sufraguen el ritmo de vida porque del ritmo de vida depende el escaño. Y esto no tiene nada que ver con ser buena o mala persona, o acabar en el cielo o en el infierno. Es otra cosa, un mecanismo social puro y duro de blindaje de las oligarquías.

MajeteA estas alturas el lector habrá adivinado que el perfil tipo de político aquí retratado más bien es del PP. Pero ¡ojo!, en el PSOE, en los partidos nacionalistas, apenas cambian los detalles. Puede que sus hijos no vayan a un privado, pero estudian en una universidad americana. En lugar de un Cayenne tienes un Lexus, pero los 50.000 del ala nadie te los quita. No esquiarán en Baqueira, hacen fondo por idílicas montañas alpinas. Una vez estuvieron en una fiesta en el  loft neyorkino de Leire Pajín o en la casa de revista de Ana Belén sobre el puerto de Mahón.  Es el problema de Pedro Sánchez, se le ve pijo hasta en cómo se arremanga la camisa; arreglado pero “informal”.

Y decía que frente a tanto pijerío Podemos e IU se presentan como gente normal (hasta Carmena, que no deja de ser una pija con el traje equivocado). No sé porqué eso, la pinta, repugna a los directores de diarios conservadores. Es curioso, les repugna más la pinta que las ideas. Pero yo que soy mala persona, envidioso y mal pensado pienso que el pijerío va en el ADN del poder, que es cuestión de tiempo que también Podemos se apije. De momento son detallines hipsters, tipo tener un Iphone Superpoller.57450 y no un Haewei mierdero. O guachapear a través de una red sofisticada y no del Whatsapp, tan populachero y cargado de negros miembrudos. Después de todo, he visto con mis akais como Felipe González pasaba de ser el hijo del lechero vestido de pana a atracar un yate en una selecta isla del Caribe solo para millonetis. Y es que en el fondo (y esto me lo digo a mi mismo) ser pijo debe molar bastante.

Claro que ser pijo es cuestión harto relativa. Hace un tiempo me fui a la cárcel, precisamente a sacar fotos de un VIP caído en desgracia. Conducía yo un Fiat Punto destartalado, hecho polvo, que parecía venir directamente de un casting de los Alcántara. Cuando voy al “hotel Perogordo” gusto de poner el CD de Los Chichos en lo que no deja de ser, lo admito, postureo de pobre. Acabada la sesión me entretuve por los alrededores y terminé subiendo al Fiat a un taleguero de tercer grado que iba para la Sepulvedana. Coincidencia, yo también. Así que estuvimos charlando un rato en el antiguo bar. Conversar con reclusos suele ser, no diría tanto “enriquecedor” como “clarificador”. Te das cuenta hasta qué punto todos somos peones del destino, tornillos del sistema que debemos nuestra posición en la vida al engranaje del que formamos parte. Pagué yo las cañas, y al hacerlo saqué un billete de 50 y un paquete de Marlboro.

“Como se nota los pijos, lo que manejáis”, dijo el recluso esbozando una sonrisa truculenta. Al momento sentí la irresistible necesidad de palparme el bolsillo donde guardo el Samsung. Seguía allí.


EstampasdeAldeaPostFinal

Author: Luis Besa

Luis Besa. Periodista,

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2 Comments

  1. Pues no se dé usted un paseo por la administración local, en cosa de postureo, con foto, ni le cuento. De los sueldos con el sudor de nuestros impuestos, mejor no hablamos. No me extraña que el PSOE & cia. no quiera subir el IRPF a rentas de más de 60.000 talegos 😉

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