Tremendo lo que pasa en Nava de la Asunción. El Viveros Herol, de la división de plata nacional, es probablemente la página más meritoria del deporte segoviano. Pese a todo, juega en un destartalado pabellón, mientras pasan los años y se espera que la Junta cumpla sus promesas y termine el que desde hace más de un lustro se lleva construyendo.
Y así, en invierno, cuando llegan los fríos, el pabellón empieza a registrar condensaciones, goterones que caen al suelo, y la visita arbitral para homologar la pista a unas horas del inicio del encuentro se convierte en una ruleta rusa. Ya ha pasado otras veces y el sábado 9 de diciembre volvió a suceder. La cancha no estaba en condiciones. Llamadas rápidas al IMD de Segovia para una rápida cesión del Perico Delgado de Nueva Segovia, con la suerte de que el Naturpellet acababa de jugar la víspera.
Esta vez sí encajaron los calendarios. El club navero renunció al taquillaje en el partido frente al Agustinos de Alicante y el Perico Delgado se vistió de navero por una tarde, felizmente con victoria del equipio “local”.
Partido raro, en el que al principio ambos equipos debieron aclimatarse a la textura más dura de la cancha segoviana. A falta de dos minutos lo tenía de cara el Nava, con 30-28 y superioridad numérica. A la desesperada, el Agustinos renunció al portero, lo que supuso el punto 31 en una contra de Ismael. Todo parecía encarrilado cuando en el último minuto los de Alicante marcaron dos goles en apenas 10 segundos, el que suponía el definitivo 31-30 en un desaguisado arbitral de película cómica. Quedaban 30 segundos. Felizmente la renta fue suficiente. Partido “regulero”, donde el Nava mejoró en la segunda llevándose los puntos y manteniéndose en todo la alto.
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