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Opinión: Disponibilidad y servicio

El obispo contesta. En relación al malestar en la feligresía de algúnas parroquias por el traslado de sus párrocos, en la carta pastoral que publicamos íntegramente, César Franco, obispo de Segovia, recuerda que los sacerdotes no trabajan para una parroquia concreta, sino para “servir donde se le requiera según las necesidades del bien común”. Una situación que no puede valorarse “cuando nos falta fe en el misterio de la Iglesia o cuando contemplamos el ministerio sacerdotal desde perspectivas meramente sociológicas o empresariales”. Otros artículos relacionados con la información.

Don César Franco, en su toma de posesión como obispo de Segovia.

En estos primeros días de Septiembre se está realizando en la diócesis las tomas de posesión de los sacerdotes que han recibido algún encargo pastoral. Es una ocasión privilegiada para reflexionar sobre la diócesis y el ministerio de los sacerdotes en favor de las comunidades cristianas. Y, sobre todo, para comprender lo necesario que es en la Iglesia el servicio y la disponibilidad a ejemplo de Cristo, que no vino a ser servido sino a servir y entregar su vida por todos.

A pesar de la reforma del Concilio Vaticano II, muchas veces se tiene la idea de que hay parroquias de primera, segunda y tercera categoría. Y se percibe el ministerio sacerdotal como un ascenso de menos a más. Esta no es la perspectiva evangélica. El sacerdote se ordena para servir donde se le requiera, según las necesidades del bien común. Se acabó el tiempo en que las parroquias se tenían en propiedad. Cristo es el único dueño de su Iglesia. Todos los demás somos siervos. Cuando el sacerdote recibe la ordenación promete ante el pueblo respeto y obediencia al obispo, indicando que pone su vida al servicio de la Iglesia hasta su muerte. Hoy en un sitio, mañana en otro, el sacerdote es un enviado que lleva el tesoro de su ministerio en una pobre vasija de barro. Como decía san Pablo, sea en prosperidad o adversidad, en persecución o en libertad, somos siervos de Cristo y siervos de los hombres en Cristo Jesús.

Es verdad que la naturaleza de la persona hace que nos apeguemos a los que conviven con nosotros y nos resulte doloroso la despedida. Pero no es signo de madurez cristiana ni de identidad eclesial pensar que un sacerdote es propiedad exclusiva de una parroquia o colaborar con la Iglesia dependiendo de la simpatía que pueda despertar el pastor que dirige la comunidad. No somos de Pedro, ni de Pablo ni de Apolo. Somos de Cristo, porque sólo él ha dado la vida por nosotros. Y todo sacerdote representa a Cristo. Ya dijo Jesús que «a quien vosotros acoge a mí me acoge, y a quien vosotros rechaza a mí me rechaza». Gracias al sacramento del orden, Cristo se hace presente en los sacerdotes que le visibilizan a pesar de sus imperfecciones y pecados.

Es sabido, además, que el sacramento del orden es para siempre. Un sacerdote no se jubila nunca de su sacerdocio. El Código de Derecho Canónico pide que a los 75 años los obispos y sacerdotes presenten al Papa o al obispo, respectivamente, su carta de dimisión del cargo que ostentan. Corresponde al Papa y al obispo aceptar esa dimisión, pero esto no significa el cese en el ministerio sacerdotal y episcopal que se ejercen hasta el fin de la vida si Dios concede facultades para ello. La Iglesia no es una empresa donde la jubilación se rige según el modelo civil. Un sacerdote consciente de su vocación sabe que su ministerio sólo cesa con la muerte. Por eso es admirable contemplar a sacerdotes que han cruzado la frontera canónica de los 75 años y siguen sirviendo a la Iglesia con alegría y generosidad allí donde se les necesita. Y por eso merecen nuestra gratitud, porque gracias a ellos en las comunidades se hace presente el mismo Cristo. Nada de esto se entiende cuando nos falta fe en el misterio de la Iglesia o cuando contemplamos el ministerio sacerdotal desde perspectivas meramente sociológicas o empresariales. En la memoria colectiva de la Iglesia la imagen que prevalece del sacerdote es la del hombre entregado tan totalmente a Dios que sirve a los hombres sin buscarse a sí mismo, con plena disponibilidad para vivir con libertad y entrega la vocación profética: Heme aquí, Señor, envíame donde quieras. Para vivir así nunca nos faltará ni la gracia de Cristo ni la oración de la Iglesia.

Artículo de César Franco, obispo de Segovia

Author: Opinion

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17 Comments

  1. Antonio Palenzuela, cuánto te echamos de menos los segovianos…

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  2. A la diócesis de Segovia y en concreto al señor obispo las comunidades sociales y sus trabajos diarios en favor de sus parroquias les importa muy poco o nada solo miran su ombligo y su patriarcado incluso por encima de la salud de sus sacerdotes.
    Hipocritas.

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  3. César Franco fue la mano derecha de Rouco Varela, con eso lo digo todo, eso no quiere decir que no tenga razón, el cura es un empleado de la.Iglesia y va donde le digan como cualquier otro traslado de cualquier otro trabajador, y no se montan estps numeritos tontos que se han montado en Palazuelos y el Espinar, y señores feligreses, si sus curas son muy buenos, también tienen derecho en Cantimpalos a tener ese cura bueno, menos avaricia señores feligreses y achantar con lo.que os traigan, que quien sabe puede que luego sea mejor que lo que teníais.

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    • Eso sí que es entender el sacerdocio con criterios empresarales: un cura es un trabajador al que se le manda donde diga el jefe. A mí me habían explicado que la Iglesia era una comunidad de hermanos donde cada uno estaba al servicio de los demás. Pero se ve que no leí el mismo Evangelio que Mario y que el Obispo, donde se debe describir a las comunidades como cadenas de montaje. Con ese criterio, si en una familia hay una madre muy buena, cariñosa y atenta ¿por qué no sacarla de ahí y colocarla con otra familia más disfuncional? Seguro que funciona tan bien como esta brillante reordenación de la Diócesis…O puede que los hijos se pongan a montar numeritos tontos, como en Palazuelos y el Espinar…

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  4. Creo que la idea de iglesia que mantiene
    Nuestro obispo y sus
    Grupos se han quedado
    Antiguas parecen del siglo pasado y en otro
    Tiempo.
    SEÑORES ESTAMOS EN EL SIGLO XXI EVOLUCIÓNEN
    LA SOCIEDAD SE LO AGRADECERA.Y SUS SACERDOTES TAMBIÉN

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  5. Me parecen más interesante, las opiniones de Willy Toledo. Cuanto chupacirio existe todavía, por Dios, que digo por Belzebu.

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    • Si. Así sólo se estropea una familia.

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  6. El día que vea al Sr. Obispo colaborando con “sus trabajadores”, diciendo tres misas diarias en sábado y domingo en los pueblos, sin anuncios ni actos rimbonbantes, sino sólo por celebrar La Palabra en el último rincón de la provincia, le creeré sus propias palabras sobre “lo necesario que es en la Iglesia el servicio y la disponibilidad a ejemplo de Cristo”. Don César, salga del despacho y la catedral y a mancharse de polvo las sandalias.
    ¿Para cuándo una reflexión real del por qué de la falta de vocaciones, sin echar la culpa al diablo? ¿Para cuándo abrirnos a propuestas como el sacerdocio femenino o el fin del celibato sacerdotal? Esperemos a que fallezca el último sacerdote no díscolo o a que lo haga el último feligrés complaciente. A este paso poco queda para cualquiera de las dos cosas.

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  7. D. Cesar Franco necesitamos más apostolado, vd mismo pongase la pilas y predique con el ejemplo,le voy a dar una pista,diga una misa en Aldeanueva del Campanario,Castrojimeno,Pajarejos,Ribota,Requijada, Gallegos, Martincano, Galindez, Valvieja, Alconada de Maderuelo,Ceguilla aunque sea para tres personas, Dios esta en todas partes, desde la catedral hasta el local más humilde habilitado como iglesia, los feligreses se lo agradeceran, y veran que Vd. baja de la urna de cristal donde estan muchos obispos, gracias a Dios no todos, los designios de Dios son inexcrutables, cuanto se echan de menos el apostolado de San Juan de la Cruz o Santa Teresa, en fin supongo que en esta sociedad materialista hasta Vds, tendran objetivos de fieles, incluso de óbolos y limosnas.
    Que Dios reparta suerte y nunca mejor dicho, si no hay vocaciones, tenemos un clero envejecido y los pastores de Dios no miran por sus ovejas y predican la palabra de Dios,y dejan de estar inbstalados ebn la autocomplacencia, me temo que seguira la asistencia de fieles en caida libre

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    • Totalmente de acuerdo con este comentario.

      Seguro que el señor obispo no conoce ni uno sólo de los pueblos mencionados, ni por desgracia va a mostrar interés alguno en conocerlos.

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  8. Señor César Franco, obispo de Segovia, que sepa usted que, como la Iglesia no se modernice, se extinguirá. Si, como lo está leyendo, se acabará.

    Ya no cuelan sus discursos añejos, mientras ustedes, los altos cargos, viven en la opulencia y los curas envejecen, no se renuevan y tienen que ir de pueblo en pueblo. Ya no cuela eso de la humildad, del poner la otra mejilla… Ustedes han convertido la Iglesia en una empresa, donde no concuerda el discurso con los actos.

    Puede ir diciendo a sus superiores, que o se modernizan, o el cuento (del que ustedes han vivido muchos años) está llegando a su fin: la desaparición.

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  9. A mi me da igual que haya cura como si no le hay, es que me da lo mismo, más vale que nos preocupemos de cambiar el alcade pasivo y antipático que tenemos

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  10. Señor obispo lo que V hace con curas y sobre todo con monjas es contrario a la modernización y apertura del clero al pueblo, no siga haciendo ese símil de dictadura. El papa Francisco dice otra cosa, tome nota.
    En cuanto al obispo Palenzuela y en referencia al primer comentario no estoy de acuerdo, tuvo otra historia anterior a su estancia en Segovia, en las provincias vascongadas, colaborando con gente no afín a la democracia

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    • Bueno, hasta donde yo se simplemente no le bailaba el agua a Franco, cosa de la cual me alegro.

      Si hubo otras historias que no conozcamos haganoslas saber Juan.

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      • Y hablo de Francisco Franco, evidentemente, no de César Franco.

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  11. Lo que no dice el Obispo es que se salta el código del derecho Canónigo cuando quiere y le da la gana. Pues dice Bien claro que cuando a un cura se le cambia de parroquia tiene que consultarlo con algunos laicos, cosa que no ocurre.
    También con el arcipreste y algunos curas del arciprestazgo y tampoco lo ha hecho.
    Dice que en la elección de arcipreste participan los curan y se lo ha cargado, ya que les elige él personalmente.
    No dice que el código pide estabilidad para los párrocos y ha nombrado a todos ad nutun que significa a su capricho o cuando a él le dé la gana.
    En fin, con esto esto, los curas en Segovia son unos simples peones a merced no de Jesucristo sino de la ideología del Obispo. Así quien se planteará ser cura ?
    Según parece los láicos solo estamos para marcar la casilla de a Iglesia, echar nuestros donativos, cantar, limpiar las Iglesias, ser Catequista y poco más
    Y nosotros que pensábamos que éramos Pueblo De Dios ….

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    • Si las cosas son como mencionas Carlota, queda claro que el señor Obispo hace honor al apellido que tiene.

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