Posted By Opinion on 18, Jul, 2016

Guillermo San Juan

Este articulo no va a ser otro de los sesudos análisis de los escenarios post electorales. Me voy a centrar en cuestiones mucho más evidentes. El 26J nos ha dejado pocas novedades, además de una profunda resaca de la campaña del miedo y el odio. Campaña en la que PP, Ciudadanos y hasta el PSOE apenas han dedicado energía a explicar su programa para el país, pero se han involucrado y muy a fondo a dirigir sus ataques al nuevo polo político del cambio que ha supuesto Unidos Podemos. Porque no nos engañemos, las únicas propuestas programáticas del Partido Popular han sido eso, el miedo a los “extremistas” y el odio a todo lo que tenga que ver con el cambio y la innovación.

Después de la campaña, y de los miles de minutos, tuits y litros de tinta dedicados a Venezuela. Venezuela sigue como estaba y el Partido Popular vuelve a la normalidad, ya se sabe la cabra tira al monte. En apenas 15 días nos enteramos de 8.500 millones de euros retirados del Fondo de Garantía de Pensiones, una nueva subida del precio de la luz, que van a subir de nuevo los impuestos que dijeron en campaña que no iban a subir (6.000 millones) para corregir el déficit que no íbamos a incumplir y queda por saber de dónde van a sacar los otros 2.000 millones que faltan para corregirlo y los 2.000 millones más por la multa por haber incumplido lo que el ministro De Guindos dijo mil veces que no íbamos a incumplir. Se suponía, que la corrección del déficit era el principal objetivo de la pasada legislatura. Pero parece ser que todos los recortes, dramas y sacrificios de los últimos 4 años no han servido para nada.

En realidad, el cumplimiento del Déficit nunca ha sido el problema. La cuestión era qué hacer con el margen que daba el incumplimiento del déficit. El Partido Popular lo dedicó a un regalo fiscal en época electoral que ha dejado un agujero de 8.000 millones en la recaudación. Un gobierno del Cambio lo habría dedicado a inversiones productivas en estructuras necesarias para un nuevo modelo de desarrollo que genere empleo de calidad. Ahora ese regalo fiscal (reducciones en ciertos tramos del IRPF y otras bonificaciones) nos va a costar otros tantos miles de millones en recortes que están aún por cuantificar.

Pero todo eso da igual, por ahora el PP y el Ibex 35 tienen lo que querían, el voto de importantes sectores de la ciudadanía y la abstención por cansancio de todos los demás. En estos meses hemos asistido y vamos a asistir al estreno de otra película de Antena 3 de los sábados por la tarde. Donde los actores secundarios  C´s y el PSOE compiten con el PP para hacerse con el papel principal de bueno -moderados y constitucionalistas- que haga frente a los populistas y extremistas que se congregan en torno al polo de Unidos Podemos. Más allá de poses y marketing político, esto no pasa de ser ciencia ficción.

Las políticas de Austeridad desarrolladas desde el 2011 son el mejor ejemplo de extremismo político y económico. No deja de ser una paradoja que el PP quiera colgarse el disfraz de moderado y constitucionalista cuando ha llevado al límite a nuestro país y nos ha convertido en el segundo con más desigualdad de la UE después de Rumanía. . El programa económico desarrollado por el PP ha roto gran parte de nuestros equilibrios básicos como sociedad, ha fragmentado y ha roto nuestro país. Ha ensanchado la brecha entre españoles. Ha dejado en la cuneta a más de 13.560.000 personas, el 22% de nuestra población que se encuentra en riesgo de pobreza.

Este extremismo económico que representa la Austeridad tiene diferentes caras. De hecho, el pacto fallido entre Sánchez-Rivera validaba la política económica de Rajoy. Esto era de esperar de PP y C´s, pero, sinceramente, del PSOE esperamos mucho más, 137 años de historia y sus ideas fundacionales hacen que esperemos mucho más.

El proyecto de País que tiene el Partido Popular y quienes por activa o pasiva apoya o validan la Austeridad, es el de un país con miedo. Con miedo a no llegar a fin de mes, con miedo a que nos suban la hipoteca o a una avería del coche, con miedo a perder el trabajo o a que nos empeoren las condiciones. Un país que vive al día, que no puede hacer planes de futuro, porque el futuro solo lo tienen quienes lo pueden comprar. Un país que por miedo a romperse, no se mira ni se escucha y no se da cuenta de que es eso lo que hace que pueda romperse. Un país que teme la diversidad de cada una de sus partes. Un país que valora la realidad por los ojos de quienes se aprovechan de él. Un país donde la supervivencia hace que muchos compatriotas acepten condiciones de vida y trabajo de otros tiempos. Un país donde la desigualdad amenaza con romper la democracia.

El miedo a lo desconocido es humano. El miedo nos protege porque nos hace prudentes y la prudencia nos permite sobrevivir. Pero cuando el miedo nos le imponen quienes se aprovechan de él. Cuando nos imponen el miedo para tapar su abuso y proteger sus privilegios. Ese miedo se convierte en patológico y nos impide protegernos, nos bloquea, nos hace vulnerables y nos deja indefensos.

La Austeridad es el proyecto del miedo y la inseguridad, rompe equilibrios y seguridades. El futuro de nuestro país conlleva necesariamente el ser capaces de construir una alternativa política a ese callejón sin salida. La realidad habla por sí sola. Las políticas de Austeridad han sido aplicadas desde la década de los 70 en decenas de países de todos los continentes y las consecuencias para países periféricos como el nuestro son claras: deterioro y/o privatización del sistema de pensiones; crecimiento exponencial de la deuda pública y de las desigualdades sociales; vulnerabilidad de los consumidores frente a los abusos del sector financiero y las grandes empresas (clausulas suelo, preferentes y otros productos tóxicos y abusivos); precarización de las condiciones de trabajo y recorte de salarios; aumento de la sobrecarga de sobre las mujeres por los recortes en prestaciones y recursos públicos; una fiscalidad hecha a medida de las grandes empresas y que perjudica claramente a familias y pequeñas empresas (Amnistía fiscal, Incremento del IVA, Régimen de las SICAV, bonificaciones a Empresas del IBEX35); subvenciones  ; aumento de la inseguridad ciudadana y del deterioro de la salud física y mental; un recrudecimiento para las condiciones de vida de las minorías;  la degradación del medio natural y social; despoblación de ciertas zonas geográficas en beneficio de otras; encarecimiento de los suministros energéticos gestionados con empresas publicas que fueron privatizadas.

Después del 26 J, nos toca esto, sumar a más personas a un Proyecto de País que nos permita salir de este callejón sin salida. Construyendo seguridades, certezas, tranquilidades, apoyos, construyendo pueblo porque la Austeridad es una apisonadora que aplasta lo que le entorpece y no pregunta si eres de derechas, ni de izquierdas, si eres del Madrid o del Barsa, si eres taurino o animalista. La Austeridad es un cuchillo de doble filo, acaricia a los privilegiados y corta a los demás. Y ahí estamos la mayoría  de este país.

Artículo de oponión de Guillermo San Juan, Consejo Ciudadano de Podemos Segovia.

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