Posted By Justo Verdugo on 29, Ago, 2016

No ha sido una buena semana que dos muertes en accidentes son mucho más de lo que se puede admitir. Otra mujer, una vecina de Cuéllar, perdió la vida en la variante de la capital, SG20 cuando se salió de la vía y se topó, que ironía, con unos grandes tubos de obra en una carretera para la que los segovianos llevamos reclamando obras 15 años, los mismos que llevamos soportando una infraestructura de segunda clase, gobierne quien gobierne, que tiempo han tenido los aznares, zapateros y rajoys para ocuparse de nosotros.

Dice Tráfico que va a poner unas señales para que todos los conductores sepan que esa carretera es un tramo negro y yo, que soy viejo, recuerdo que tras la primera media docena de muertos nada más abrirse la carretera, en 2001, esa fue la principal (y única) “medida” que se ordenó para mejorar la seguridad: “reforzar la señalización”. Pues eso.

Y si la semana empezó mal, acabó peor, con esa explosión de una bombona de butano en pleno barrio de San Lorenzo que acabó con la vida de otra mujer y aún tiene en vilo la de un hombre. La alcaldesa se puso al frente del asunto desde el primer momento y movilizó ¡a seis concejales! todos con competencias en esta crisis. Quizá demasiada gente para mi gusto. Para el esperpento, la declaración de fallecimiento y resurrección, por dos veces durante la tarde del domingo, que las fuentes oficiales otorgaron al único herido grave en el siniestro.

Nos congratulamos de que sólo hubiera un herido, por el bien de los afectados y también por evitar colapsos en las Urgencias del hospital general, donde dicen sus responsables que todo marcha bien: el 70 por cien de los profesionales que trabajan allí, interinos y la media de estancia de ,os pacientes en el servicio, de tres horas si la cosa es grave y cinco si la dolencia es leve. Y las autoridades insisten: la misma media que en los últimos años. Genial.

Del Barrio, haciendo cola.

Venga, vamos a lo lúdico, que agosto está terminando y el calor invita a la relajación. Es fiesta imprescindible la de San Luis, en La Granja, y la jornada dedicada a la degustación masiva del judión, este año hasta arriba de políticos de todo color y procedencia en el, también tradicional, corralito VIP en el que no quiso participar la procuradora de Podemos, Natalia del Barrio, que acabó en la cola general metida en una discusión con otros comensales por un “tu te has colado”, todo un clásico de las fiestas populares. ¿No había un refrán sobre lanas y cortes de pelo no deseado? Pues eso.

A lo serio: casi 11.000 raciones de judión, promoción nacional de la legumbre que genera vida al motor económico del Real Sitio y muchas poses de nuestros políticos, que en la pradera granjeña afilaron uñas y dientes de cara a un curso político que no ha llegado a terminar y que ya empieza de nuevo. ¡Qué nervios, chico!

Por cierto, que Albert Rivera, el líder de Ciudadanos, también pasó por Segovia —esta vez sí, que en la campaña de diciembre pasado dijo que vendría y luego “no pudo”— aunque para evitar calores prefirió los salones del restaurante José María, donde probablemente meditó sus conceptos sobre “corrupción” y otros que se han mostrado firmes como… Como… Como olmos de los de la grafiosis aquella.

¡Uy! Que me meto en política nacional y eso está fuera de mis límites, que lo mío es fijarme en cosas como la nueva partida, de 4,5 millones, aprobada para acabar el edificio del Cat por dentro —oiga, tabiquería y pintura nos dijeron— y eso sin saber exactamente cómo se usará aquello, que la universidad que dicen que quiere venir, la madrileña Rey Juan Carlos, y la que ya está aquí, la Uva, aún no se han puesto de acuerdo sobre cómo repartirse los espacios y competencias. Va ser cierto que en los ámbitos docentes se lleva a rajatabla lo de las vacaciones de verano. En septiembre lo comprobamos.

Por cierto, que para reforzar el repelús que produce la palabra Cat, el Ayuntamiento ha puesto la alfombra roja para lograr alquilar, a cambio de cinco empleos, una oficina “tecnológica” en San Lorenzo a la catalana Seidor, que es una empresa que se hizo enorme cuando tenía como directivo a un cuñado de Artur Mas cuando este presidía Cataluña. Un acierto más, sin duda.

¡Na! Me voy a la provincia, que el personal está de mejor humor, como en Santiuste de San Juan Bautista, donde los vecinos se han esmerado para bailar al ritmo de Justin Timberlake en un vídeo que ya es viral y que hace gala de cómo promocionar un pueblo en pleno siglo 21. ¡Qué no pare!

Y eso que en nuestro territorio hay poco de lo que reírse, que esta semana se ha hecho recuento y hay 66 municipios con menos de cien vecinos —Perosillo con 18 almas es el cabeza de lista— y eso que en todas las campañas electorales los programas de los partidos se llenan de promesas de lucha contra la despoblación…

No vamos bien, no. Menos mal que nos quedan cosas en las que ser los mejores, como batir récords de girasoles con más cabezas, que si no… ¡40 tenía uno que ha nacido en Muñopedro! Muchas más de las que se pueden encontrar en muchos hemiciclos, donde va a parar.

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