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Mociones y postureo mediático

vacasLos plenos como el de ayer son una iteración de dictámenes técnicos que, caso de tener alguna sustancia informativa, llegan debidamente cocinados primero por la Junta de Gobierno y luego por las comisiones informativas. O sea en privado. Sólo cuando hay confrontación salta la noticia al público, aunque la verdad y para entonces, las filtraciones y posicionamientos llevan ya días envejeciendo en las portadas.

Un pleno (no siendo en La Granja de San Ildefonso) es monótno. De ahí que, allá por los 90, los grupos -especialmente de la oposición- buscaran fórmulas alternativas de debate, bien sea en las preguntas y ruegos, o más directamente en las mociones. “Haré algo”, promete un concejal ante un grupo de vecinos que le expone tal o cual problema. Y lo que hace es una moción.

Nadie sabe a ciencia cierta a qué obliga una moción. A nada en realidad. Simplemente deja constancia que tal partido o tal otro piensa esto o lo otro sobre tal cuestión. De algún modo la moción permite conocer los posicionamientos políticos sobre un asombroso abanico de temas.

AlcaldeCiudadanosSegoviaY ahí está el problema. Desde una lectura maximalista, de IU o PSOE, las mociones pueden abarcar problemáticas bien ajenas a la vida municipal. Como la defendida ayer por Ángel Galindo (IU) sobre la cuota láctea y pidiendo el apoyo del pleno para las demandas de los productores, fundamentalmente, el restablecimiento de un precio mínimo de venta de la leche. O como la defendida con juvenil pasión por el socialista Álvaro Serrano, sobre la necesidad de incrementar las becas en el sistema educativo nacional. Este tipo de mociones normalmente responden a que en la instancia superior algún desdichado político necesitado de vuelo mediático, amenaza al consejero o ministro del ramo con “llevar la candente cuestión a los ayuntamientos”, en definitiva, hacer ruido. A veces tienen su gracia, como en cierta ocasión en que se presenció en la Diputación de Segovia una moción sobre  Israel, como si desde Cuéllar fueran a mandar cascos azules a Gaza. Otras, es un tedio.

La cuestión suscitó ayer un intenso “metadebate” en el pleno, cuando Cosme Aranguren (UPyD) se puso en plan radical y dijo -y votó en contra- de estas mociones que trascienden claramente el marco de acción municipal. “Son una pérdida de tiempo y dinero”, acusó. Al quite Galindo y Serrano, diciendo que son cosas que afectan a los ciudadanos y que los ciudadanos tienen derecho a conocer qué piensan sus políticos al respecto, como si los partidos no tuvieran otros foros para hacernos llegar sus cuitas. En una posición más sensata e intermedia, Juan Manuel Alcalde (Ciudadanos), quien abogó por, al menos, ser breve. “Ya que los temas vienen bien articulados en las mociones, lo que no tiene mucho sentido es eternizar el debate”.

Claro que otro tipo de mociones son más coñazo si cabe, como la aportada por UPyD para quedar bien con los vecinos de San Millán (la enésima batería de propuestas que van desde basuras, zonas azules, limpieza, ruidos y todo lo que les ocurra). A este tipo de mociones le suele seguir, como una mala resaca para pesadumbre de la canallesca, un tenso debate sobre lo bien que lo hace ya el equipo de gobierno, o peor todavía, los intentos de pactar a la desesperada una moción que contente a todos, con la secretaria municipal ya loca del todo enmendando a lápiz aquí o allí y preguntando qué cosa ha votado quién, porque no hay quién se aclare.

Bastante patético. De esta guisa cabe calificar también la enésima moción del PP para un plan de bacheo. Entre una y otra, la del PSOE para abaratar la línea Segovia-Madrid e introducir algunas mejoras en algún futuro pliego de condiciones.

A semejanza de las comparecencias de unos y otros para presentar presupuestos generales, enmiendas y otros brindis al sol. La verdad que los presupuestos, aún los generales del Estado, son un mero documento de intenciones donde lo importante no es lo que se hará, sino la estimación de ingresos (de los que nadie habla). Lo realmente vital es el documento de cierre de ejercicio prespuestario (lo que se ha hecho y lo que realmente se ha ingresado). Pero ya ven, la imagen de Montoro luciendo un USB sigue teniendo su tirón. En cambio, el cierre presupuestario viene sin grafiquitos, todo datos duros y puros, sin provincializar y sin madre que lo trajo. La política desdeña el pasado porque vive del futuro.

Un consejo pues a nuestros políticos. Que dejen de echar horas en mociones de postureo que no van a ningún lado y se metan, lápiz en la oreja y calculadora en mano, a fiscalizar cuentas, contratos, presupuestos y facturas. Que buceen en los decretos y aporten material de calidad. Periodistas (e hijos y cónyuges) les estaríamos eternamente agradecidos.

Author: Luis Besa

Luis Besa. Periodista,

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