Posted By Fernando Sanjosé on 19, Ago, 2016

Un pequeño detalle para centrar las cosas: el sonido de la conversación que mantuvieron dirigentes socialistas en la que, entre otras cosas, se juzgaba, nada bien, la gestión urbanística y la nefasta herencia del anterior alcalde, Pedro Arahuetes, procede de la mesa de mezclas del PSOE de Segovia a la que estaban enganchadas, con cable, varias grabadoras de distintos medios. Vamos, que nadie con una grabadora oculta en un botón de una camisa o camuflado entre las zarzas con un micrófono de alta tecnología ha tomado el sonido a escondidas. Insisto, es el equipo del PSOE el que suministró el sonido a los periodistas.

Por eso me cuesta entender que el alcalde del Real Sitio, José Luis Vázquez, se sienta “violado” en su intimidad, tal como ha sostenido cuando se le ha preguntado por lo que ha dicho. Y me cuesta comprender que el portavoz municipal del PSOE, Alfonso Reguera, se atreva a decir que la grabación está incompleta pese a no haber estado allí, porque lo publicado es exactamente lo que se grabó, desde que se pincha la mesa hasta que empieza la rueda de prensa, de la que ya dimos cumplida reseña en su día pese a que la convocatoria estaba traída por los pelos.

Lo que no me ha extrañado es que el secretario provincial se afanara en volver a llamar al orden a los suyos y les pidiera que no hicieran declaraciones sobre el particular para tratar de frenar por silencio la polémica que se ha generado. Creo que ya hemos comentado más veces que el deseo —vano, me temo— de controlar lo que dicen los medios puede a la obligación de solucionar y afrontar los problemas, por ejemplo, hablando a los ciudadanos mirándoles a los ojos.

Mire, por diferentes motivos que quizá usted ya sabe conozco los dos lados de la orilla y puedo entender que una metedura de pata del tamaño de esta, poner en la grabadora de los periodistas lo que sólo se habla en privado, resulte enormemente molesto para cualquier político, aunque comprenderá, por otra parte, que como informador resulta sumamente satisfactorio poder explicar a los ciudadanos la cruda realidad sin trampantojos. En este periódico estamos contentos.

Y lo estamos porque ahora sabemos de primera mano que Clara Luquero está preocupadísima por el enorme agujero económico que ha recibido como legado del famoso exalcalde y que, con resignación, se lo ha echado a la espalda dispuesta a “sobrevivir” con ello —tampoco tiene otra opción— como una parte de las tareas de su mandato. Claro, que me gustaría ver si ese sacrificio sería tan callado si su antecesor hubiera estado amparado por otras siglas y me pregunto si en dos años con el bastón de mando podría haber hecho algo más para reducir daños.

Del mismo modo, entiendo a la portavoz del PP, Raquel Fernández, a la que no la vale el pretexto de echar todo el barro a los que ya no están, recuerde a Luquero que formó parte de todos los Gobiernos socialistas desde 2003 y que tuvo tiempo de levantar el dedo en alguna reunión en la que se hablara de Urbanismo, incluso bajo el riesgo de perderlo.

También lo estamos por haber comprobado de manera fehaciente que esa repugnancia que sufría nuestra inteligencia cuando alguien calificaba a Arahuetes como elmejoralcaldedelahistoriadeSegovia (así, de carrerilla) también la sufrían sus propios compañeros, de los que, en su condición de políticos en ejercicio, puedo llegara a entender —ojo, no a compartir— su hipocresía por silencio, oiga, por mantener la tienda limpia y no enmerdar con trapos de familia, aunque en este caso el familiar sólo lo fuera durante el tiempo que le interesó el apellido y que tras salir de la casa no ha tenido los mismos miramientos, sino todo lo contrario.

El portavoz de Centrados en Segovia, Cosme Aranguren también está contento, que gracias a la grabación de marras cree la alcaldesa le ha hecho caso (de aquella manera) y ha reconocido abiertamente, como la pidió en un pleno, los problemas que le dejó el anterior en el cajón y claro, ironiza satisfecho cuando escribe en su perfil de Facebook eso de “magnífica gestión de un magnífico alcalde”.

Aclarado que la trascendencia de la difusión de la grabación está limitada en términos políticos, fíjese que a mi la filtración se me antoja como terapéutica, que los socialistas ya saben que los ciudadanos sabemos que aguantaron carros y carretas, que muchas cosas no se hicieron ni mucho menos bien, o siquiera regular, bajo la presidencia de aquel alcalde que nunca fue uno de los suyos y que además, por fin lo pueden decir abiertamente siempre que quieran, ahora que ya han dado el primer paso y han escupido el sapo…

Hasta podría llegar a sospechar que no hubo desliz y todo estaba preparado. ¡Qué cosas se me ocurren!

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