Seguro que me cree si le digo que no me sorprendió que Julio Michel, el director de Titirimundi se quejara de tener menos dinero del que desearía para montar la edición de este año y que tomara la gravísima decisión de dejar sin programación el último día “cuando vienen los madrileños”. Que no se preocupe, que la riada de visitantes llegará igual para San Isidro y a esos, con llenarles la avenida del Acueducto de titiriteros y malabaristas “independientes”… ¡Como en casa! (Los unos, y los otros).
Los que recortan esta vez en lo de los títeres son los de Bankia, que me han dicho que querían demasiada presencia publicitaria a cambio de su dinerete y claro, no hubo acuerdo. ¡Ay, los bancos! Ahí tiene a nuestro “músculo financiero” (caray, que expresiones tan viejas uso) enfrentándose a casi 1.200 despidos en la región por la reestructuración decidida por el Banco Ceiss en el que se integraron Caja España y Caja Duero… No es el único, que el cierre de sucursales de todos los bancos va ser dura, advierten por ahí.
Hombre, si es por rostros compungidos, la palma se la lleva esta semana el delegado territorial de la Junta, Javier López Escobar, pidiendo perdón en público después de haber dejado correr la lengua y dejarla decir que ¡sus jefes! erraban manteniendo un servicio de radioterapia en Zamora. El desliz parece que no tiene consecuencias decapitadoras de momento, que ya sabe que en la Junta no están por abrir frentes hasta que se aclaren las cosas del Gobierno central pero, oiga, le hago notar que la cosa de los nombramientos y ceses de los delegados pasa por el despacho de la vicepresidenta Rosa Valdeón y no tengo que recordarle que esta mujer es de Zamora… Pues eso.
Bueno, todo era porque venía a Segovia el consejero de Sanidad, Antonio Sáez, a Segovia en una gira en la que se sentó con la alcaldesa, Clara Luquero —nadie sabe bien para qué, porque no tenían nada que decirse— y después con la presidenta de la aecc, Ana Sanjosé, a la que pareció dar respuestas directas y de aplicación inmediata a la demanda de la mejora del transporte de enfermos que se radian fuera, antes de iniciar la huida hacia adelante en lo de la reivindicación de la radioterapia en Segovia —están superadas las 16.000 firmas de apoyo a esta hora— contando no sé qué de un plan para hacer un nuevo mapa del servicio para toda la región que venía a decir que “no me pidáis más aceleradores en todas partes que estoy desbordado y me tengo que organizar”. Bueno, ese entrecomillado es mi interpretación libre, que el consejero lo que dice es que se desvive por ofrecer “calidad y eficacia” y que en cuatro meses tiene el plan.
La cosa acababa en la sede del PP, donde me dicen que el consejero no lo pasó muy bien compartiendo tarima con los presidentes de los colegios de médicos y enfermeras, Enrique Guilabert y Carolina Uñón que estaban esa noche mucho más reivindicativos de lo que cabía esperar en un acto organizado por el partido… ¡Menuda tardecita!
Bueno, que no me olvide. Se celebró el aniversario de aquel día en el que España amaneció republicana con la presencia y participación activa, que es algo que no entiendo, de una concejala del Gobierno, Claudia de Santos —y otro que no lo es, oficialmente al menos, Ángel Galindo— en un homenaje republicano frente a la biblioteca. Un rato antes también hubo una nueva rueda de prensa-charla adoctrinadora en sede municipal a cuenta de la figura de Antonio Machado y a cargo del trío titular para estas lides: Luquero, Santiago, De Santos.
Pero déjeme cambiar de administración, que esta sí es del siglo pasado, que resulta que si no se ha tramitado a tiempo la declaración de los encierros de Cuéllar como “de interés turístico internacional” es porque ¡el funcionario que lleva el expediente ha estado de baja laboral prolongada! y claro, a nadie se le ocurrió tocar su montaña de papeles. Lo de la modernización de la administración, poco a poco. Tenga paciencia.
Y lo digo yo que soy más viejo que la tana. Fíjese si lo seré que sé que un crespón, por definición, es negro. Por si acaso, el Ayuntamiento comunicó estos días —cuatro semanas después de empezar a “pensar que opción tomamos”, que dijo Luquero en marzo— la decisión de poner “un crespón negro” en la bandera europea para que se sepa que estamos cabreados por el trato que estamos dando a los refugiados.
Hablando de lutos, en este paraíso de baja delincuencia —ya me lo cuenta en los dos próximos puentes— no tenemos costumbre de que se produzcan grandes sucesos y menos, hallazgos de cadáveres acuchillados, como ocurrió esta semana en San Millán revolucionando el barrio y la ciudad. No me gusta este asunto por mucho que la fórmula para acabar con la vida de uno mismo sea, cuando menos, original.
Ya sabe que me gusta dejar las cosas bonitas para el final, como los postres dulces y es ese capítulo tengo que reseñar el ascenso del jefe de la comandacia de la Guardia Civil, Fernando Gil, a coronel. Habrá relevo en Segovia. Ya le contaré.
Y acabo con la satisfacción de ver un equipo que parece muy, muy nuevo, pero muy decidido a sacar adelante sus proyectos, de cineastas segovianos, dispuestos a rodar la primera película del director, Sergio Mínguez, titulada “El bosque de la vida”, al parecer, con Gabino Diego entre los actores… Solo puedo desearles suerte, a ellos y a los 240 segovianos que se apuntaron como figurantes.
Estoy por pedirles un papelito, que seguro que doy bien de galán madurito.
Justo Verdugo, segoviano de cierta edad es un observador de su entorno y un ávido consumidor de las noticias que se publican en cualquier soporte y lugar. Con periodicidad semanal, el autor resume sus conclusiones en esta sección, en la que todos los ciudadanos están invitados a opinar a través de sus comentarios.
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