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La diócesis celebra los cien años del nacimiento del obispo Palenzuela

La diócesis de Segovia se apresta a celebrar este 2019 el centenario del que durante un cuarto de siglo (1970-1995) fuera obispo de Segovia, Antonio Palenzuela. El día 8 de enero habrá una misa en la Catedral y oración ante su sepulcro y el 17 de enero, en la Casa de la Lectura, inauguración de una exposición íntegramente dedicada a su pensamiento, a sus muchas obras, a su persona…

Tras 22 años afincado en Segovia todavía no he oído hablar ni así de mal -ni siquiera al comecuras más bocazas- del obispo Antonio Palenzuela. Más me pasa que si elogio o critico tal cosa del actual obispo no tarda en salir alguno a replicarme… “Ahh, Palenzuela, ese sí era bueno”, ni que el autor del comentario tenga treinta años y, por tanto,  su conocimiento de Palenzuela sea poco más que como el mío, de referencias, por terceros. Menuda losa les ha caído a sus sucesores, siempre comparados -para mal- con don Antonio ni que inventen la cura del cáncer (que tampoco ha sido el caso, la verdad). En Segovia Palenzuela tiene una dimensión mítica.

Para entender porqué viene al pelo el monográfico dedicado a la figura del prelado vallisoletano por el boletín que edita la diócesis, Iglesia en Segovia, de lectura siempre recomendable (incluso para los ateos, vamos, especialmente para lo ateos). Abre tanda el propio César Franco, recordando primero los tiempos en que le tuvo como maestro en el Seminario para terminar dando unas inteligentes pinceladas de su personalidad y pensamiento. De lo dicho por Franco destacaría  cómo exalta la intachable ortodoxia teológica de su predecesor -“la fe de don Antonio era la fe de su madre”, escribe”-, asociada a un diálogo permanente con lo contemporáneo. Yo no he leído apenas nada de don Antonio, algún artículo que prácticamente me obligaba a leer mi buen suegro -gran fan de Palenzuela- y poco más. Pero siempre me ha llamado la atención cómo, en plenos 70, en unos tiempos de teologías maximalistas que gustaban dar la espalda a la gran tradición teológica anterior,  Palenzuela se las apañó para modernizar y difundir una intachable ortodoxia litúrgica, con no poco tirón entre los jóvenes de aquellas hornadas. Hablas con curas segovianos hoy de entre 40 a 50 años y todos coinciden en que profesaron en buena medida inspirados por “su” obispo”. “Soy ante todo un hombre de fe“, titula Franco parafraseando a Palenzuela.

Pero hasta ahí la figura de un gran intelectual y mentor de una no menor humanidad. El arraigo social de Palenzuela tiene más que ver -entiendo yo. aunque creo que es una de las figuras donde intelectual y hombre de acción son dos caras de lo mismo- en esto otro que escribe Franco: “ser un hombre de fe nunca le impidió pisar la tierra y descender a los problemas del hombre concreto”. Y en las siguientes páginas de Iglesia en Segovia se repasa su trayectoria como pastor sobresaliendo en campos que vistos con la perspectiva del tiempo marcaron a fuego a toda una generación y que él puso en el centro de la acción social del obispado: el paro, las drogas, el sida, por ejemplo. Fue visionario también en la valoración de la pérdida de identidad del mundo rural que se cebaba en la pérdida de la red familiar que hasta la fecha atendía a  enfermos, ancianos… En todos estos frentes puso en marcha grupos de Caritas, parroquiales, organizó residencias, entidades como Frater…

Supongo que en la exposición de la Casa de la Lectura se dará cuenta, también, de su nada acomodaticio papel bajo el franquismo. Con aquella carta pública de 1973, que le encumbró al top de sacerdotes bien vistos por los progres y mal vistos por el régimen, y en la que reclamaba la mejora de las condiciones de jesuitas encarcelados por cuestiones políticas en Zamora. También de su sobriedad, no en vano, lo primero que te suelta un segoviano es que era muy buen obispo porque dejó el palacio episcopal y se mudó a un pisito junto a las hermanitas de los pobres.

Es así que, no siendo santo, a Palenzuela se le venera casi como si lo fuera. “Y es que lo era, un santo”, me dijo en cierta ocasión un amigo cura. El obispado hace muy bien en recuperar y difundir su figura.

Descubrimiento de una placa que recuerda al obispo Palenzuela cerca de la casa en al que vivió.

Author: Luis Besa

Luis Besa. Periodista,

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3 Comments

  1. Que pesadez con tanta sotana y tanto cura. No hay otro tema..?

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    • Cómo se nota que es usted o un jovencito o no segoviano o un personaje con una cerrazón mental total. Repase la Hemeroteca (siempre y cuando sea capaz de entender y comprender) e infórmese. Puede hacerlo en círculos de izquierda, incluidos los bastante a la izquierda y, después, grazne. ¡Salud!

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    • Pues no lea usted. La lectura es libre.

      Y para quien le interese y sea algo más ilustrado, le recomiendo el libro editado en 1995 “Monseñor Palenzuela, obispo, pensador y teólogo” de Angel Galindo García y Miguel Martínez Antón.

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