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La Boca del Asno (postales y leyenda) -2-

La Boca del Asno (Leyenda y tarjetas postales ilustradas) -2-.

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Tarjeta postal ‘Laurent’, ‘La Boca del Asno’.

En la entrada anterior hemos conocido, al paso, la zona de la Boca del Asno. Ahora vamos a caminar por su leyenda y las imágenes de la zona que quedaron impresas, en las primeras décadas del siglo XX, en algunas tarjetas postales ilustradas (Ver Nota 1).

Nota 1: Tarjetas postales ilustradas de la Boca del Asno.

Tarjeta postal Hauser y Menet, 799 ‘Alrededores de La Granja’.

Las tarjetas postales que acompañan este relato son algunas de las vistas, impresas por distintos editores, dedicadas a la Boca del Asno y las riberas del incipiente río que fluye por el valle de Valsaín, camino de convertirse en Eresma.

Entre las primeras tarjetas lanzadas al mercado tenemos las de la imprenta madrileña Huecograbado Hauser y Menet, 1901.

En su Serie General (1897-1905) encontramos varias postales de La Granja, entre ellas una que, aunque no especifica la zona tratada, está ambientada en el río: Alrededores de La Granja, nº 799.

En años sucesivos, posteriores a 1905 (cartulinas de dorso dividido), Hauser y Menet imprime otras imágenes que representan el puente de la Boca del Asno y parte del ‘camino de las Pesquerías’.

Algunas de estas imágenes fueron reproducidas para bloques postales de casas comerciales de La Granja (Real Sitio de San Ildefonso); como ‘Colección Vega’, del ‘Grand Hotel Vega’, Horno, 8.

Tarjetas postales ‘Lacoste’, Boca del Asno, La Granja.

El editor ‘Lacoste’, comprador del archivo ‘Laurent’, pone en venta unas imágenes impresas antes de 1905, bajo la marca ‘Fot. Laurent, Madrid’, una relacionada con esta entrada. Posteriormente, con el logo de ‘Lacoste’, reproduce, al menos, dos tarjetas ilustradas más:

Foto Laurent. Serie D, Residencias Reales de España, San Ildefonso (La Granja) 2ª nº 5 ‘La Boca del Asno’ (pertenece a los clichés de 1860).

Lacoste. La Granja. Nº 47 y 48. ‘Boca del asno’.

José Lacoste también imprime una colección para el Bazar Brun de San Ildefonso.

Por último, de época posterior a las primeras décadas del siglo XX, tenemos alguna imagen interesante, como la vista ‘animada’ con personajes retozando en el río que presenta una postal de brillo troquelada de la Colección ‘Los Medranos’, impresa por Heliotipia Artística Española.

Este comercio, situado en la plaza de Franco 4, también tiene cuadernillos despegables con vistas artísticas, entre las que aparece un ‘Paisaje de la Boca del Asno’; están impresas en Hauser y Menet.

Según su propaganda: “Única casa en La Granja que puede V. comprar objetos con vista y recuerdos para obsequiar a su familia y amistades”; indica también que tiene un importante stok de vistas de La Granja y alrededores.

La Leyenda.

La leyenda elegida es ingeniosa y divertida. Algunos de sus párrafos, aun habiendo pasado siglo y medio de su publicación, no nos serán desconocidos por actuales en su discurso.

Las Leyendas del Pinar: La Boca del Asno.

Según su autor, el objeto de esta leyenda, como otras que publicó de ‘los muchos y amenos sitios enclavados en los vastos Pinares de Valsaín’, es el ‘de que los aficionados a visitar tan pintorescos lugares tengan noticia del origen a que estos deben su nombre’.

El relato, como comentamos, pertenece a una serie de fábulas publicadas por entregas, en 1871-1872, en el periódico liberal editado en SegoviaEl Eresma’.

Se presentaban bajo el título de ‘Leyendas del Pinar’, firmadas con el acrónimo ‘Donanfer’.

Posteriormente, en 1879, se editó un pequeño folleto en la imprenta segoviana de Segundo Rueda que recopilaba seis de estas leyendas.

El título era ‘Las Leyendas del Pinar. Tradiciones Populares de algunos sitios de Valsaín’. En una pequeña introducción su autor sólo indica las iniciales ‘F.R.’ (se trata de Fernando Rivas OrozcoDonanfer’).

Se vendía a cincuenta céntimos de peseta en San Ildefonso y Segovia (Imprenta de Rueda).

Con la leyenda ‘iluminada’, como hemos indicado por la tarjeta postal ilustrada, les dejo.

Tarjeta postal ‘Hauser y Menet’, Boca del Asno.

La boca del asno:

Acababan de tener lugar unas elecciones allá en siglos remotos cuando el sufragio universal obraba hasta en el nombramiento de sacristanes.

Tarjeta postal ‘Colección Vega’; Puente de la Boca del Asno.

Los elegidos chupábanse las uñas al comprobar exhaustos sus bolsillos por efecto de rasgos filantrópicos; los electores suponían que aquella vez no habría los camelos de costumbre, y en esta persuasión se decidió conmemorar aquel sufragio comiendo al raso, es decir, con una opípara merienda, porque entonces, y en el lugar donde acaece el suceso, ni había fondas, ni menos gacetilleros que se encargasen de dar bombo al acto.

El Alcalde del pueblo que sabía leer de corrido y poner su firma en media hora, ofreció un discurso para solemnizar mas la fiesta que poco después se celebró en una de las grandes praderas del Pinar, teatro de estas leyendas.

Invitados previamente los representantes, el Concejo con sus alguaciles y numerosa dependencia y algunos contribuyentes, después de una sonsonata a dulzaina y tamboril, tomó la palabra como era natural uno de los agraciados (por su gracia sin duda) que se despachó en estos términos: Señores: ya me conocéis (es la frase de rigor), acabo de ser honrado por vuestra elección, yo sería un ingrato si no protestase a todos mi cariño y no fuese esplícito en los propósitos de mi futura conducta.

Tarjeta postal Colección Vega, ‘Río Balsaín’.

¡Señores! Yo no me pertenezco, soy de vosotros y por tanto velaré por vosotros, hablaré por vosotros, comeré por vosotros y hasta dormiré por vosotros, todo, todo, por vosotros. Basta ya de miras personales, mi influencia, digo, se empleará en bien de mi país, en bien de mis paisanos amigos, en bien de esos verdaderos mártires de su deber, que no llevando mas miras sino el acrisolado patriotismo, prefieren antes sucumbir mil veces, que apoyar a un gobierno, que ni siquiera por delicadeza les ofreció jamás un destinejo.

Tarjeta postal Bazar Brun – Lacoste, ‘Boca del Asno’.

Bien es verdad que la mayor parte no sois muy aptos para el caso, pero no importa, el triunfo se acerca y entonces ¡oh! ¡entonces! Habrá economías justas, economías, por más que esto no obste a que todos los que así me apoyáis a capa y espada, seáis conocidos; pues ¡qué sería sino de esta desventurada Nación tal esquilmada por los partidos!
Nada, nada, mis conciudadanos, guerra a muerte a lo existente, nuestra bandera es la única salvadora nada de pactos, somos pocos, pero con decisión. ¡Viva el digno Presidente! ¡Viva la moralidad! y sobre todo no olvidarse ¡cara Ferochi al enemigo! He dicho.

Acto continuo empezó el festín entre la algazara que armaban los convidados al dar sus plácemes al orador por su elocuencia; algunas jarras de mosto fueron sin pagar puerta a los estómagos, y poco antes de levantarse los manteles hubo que dar de baja a tres o cuatro, partidarios acérrimos de Baco.
Luego se jugó a los bolos, por cierto, que a un regidor le medio rompieron una canilla, no se sabe si con intención o no, pues el tal mozo tenía menos simpatía que una peste.

Tarjeta postal ‘Colección Los Medranos’, Boca del Asno.

Ya de parte de tarde y después de haber brincado y saltado a su placer toda la comparsa, se decidió que antes de regresar al pueblo, terminase la función con la prometida arenga del Alcalde: éste que era un pobre hombre, se escudó como pudo pero no le fue admitida negativa, y que quisiera o no, cuatro de los más robustos le subieron a una colina colocándole a la entrada de una cueva que allí alzaba desde donde hablaría al auditorio que no muy en silencio estaba por bajo de la improvisada cátedra.

El orador viéndose ya en calzas prietas, no sabía por dónde empezar, ni menos qué decir; dos o tres veces abrió la boca, pero la volvía a cerrar sin articular palabra.

Suenan algunos aplausos y el buen Alcalde que cree aquello un epigrama se decide por fin y empieza el consabido, Señores… pero en aquel momento sale de la cueva un ceniciento pollino y acercándose donde el Alcalde estaba, después de olerle un instante dio un estrepitoso rebuzno, que fue contestado por una salva de vítores; el interrumpido orador quiso poco menos que matar al pobre animal que no era otro que su pollino, que habrá desertado de las filas asnales, sabedor sin duda de que su amo iba a pronunciar un discurso.

Tarjeta postal ‘Colección Los Medranos’, ‘Río de la Boca del Asno’.

Calmose la ira del enojado Alcalde a ruego de los asistentes, que por unanimidad votaron por que aquella cueva de donde había salido el burro, se llamara en adelante La Boca del Asno nombre que conserva y creo conservará, si es que como medida política no se vota en Cortes lo contrario. DONANFER”.

ENLACE a otras entradas de Tarjetas Postales Ilustradas.

 

Author: Juan Pedro Velasco Sayago

Blog de montañismo y excursionismo sobre el Guadarrama, a cargo de Juan Pedro Velasco Sayago. (Coordina el Blog 'Retrosegovia', publicando temas relacionados con la tarjeta postal ilustrada de Segovia).

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2 Comments

  1. Muchos de los políticos actuales habrán ganado en elocuencia, alguno incluso a aquellos charlatanes de feria recuerdan, pero no le llegan al pollino a la parte superior de los cascos en veracidad y honradez. Sin duda son más burros.
    Muy divertido!

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    • Interesante reflexión 😉

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