Un año y seis meses, y aunque los trabajos aún no se han terminado, de momento la terminal de autobuses de Segovia admite desde el 16 de febrero la carga y descarga de pasajeros. Se acabaron las incomodidades en Ezequiel González, los estrangulamientos de tráfico y el aguardar a la intemperie. En su lugar el acceso a los autobuses se hace bajo una flamante estructura de acero, 2.450 metros cuadrados y 80 toneladas.
La nueva “carpa” supera los problemas legales que obligaron a derribar la anterior por orden judicial (y que costó cerca de 300.000€, no está de más recordarlo); ya no está adosada al edificio cuya comunidad de propietarios ganó el pleito en tiempos del alcalde Arahuetes. De paso, y otros 707.920€ mediante (de ellos 500.000 aportados por la Junta de Castilla y León) se ha aprovechado para impermeabilizar 3.282m2 de campa, todo ello cubierto con un nuevo solado de hormigón. Sobre esta campa van 10 dársenas. Se subsanan así, y tras un largo y accidentado proceso, las carencias estructurales que impedían a Segovia contar con una estación de autobuses debidamente homologada como tal.
O se subsanarán. De momento, la “estación” sigue con el estatus de terminal. “Debe quedar claro que lo que hemos hecho es aprovechar que ya estaba operativa la campa para volver a meter ahí a los autobuses, evitando que hagan la parada en la calle y con la gente a la intemperie”, explicaba Alfonso Reguera, concejal de Hacienda. ¿Cuándo se solicitará su homologación como estación?. No va a ser rápido.
230.000€ de gasto anual de mantenimiento
De momento aún hay que acabar la remodelación del vestíbulo, donde se ha sustituido el falso techo y dotado de sistemas de detección de incendios y megafonía. Faltan las pantallas informativas y las taquillas. Elementos que el ayuntamiento espera colocar en breve. A partir de ahí recepcionar las obras, momento a partir del cual ya se podrá presentar la solicitud. Inspectores de la dirección general de transportes mirarán que cumpla los requesitos y no habiendo novedad, y en breve plazo, dar luz verde a la homologación.
Cuya principal virtualidad es que permite al ayuntamiento cobrar a las concesionarias de autobuses el coste de mantenimiento del servicio vía tasa. “Algo así como AENA”, bromeaba un concejal. El coste de mantenimiento, seguridad y limpieza asciende a unos 230.000€ año. De esta cantidad hay que descontar lo que se ingrese por alquiler de espacios comerciales (la cafetería, alguna tienda…). “El resto deberá ser abonado por las empresas usuarias vía tasa”, recordaba Reguera. Las negociaciones ya están en marcha, aunque como pronto, la homologación no llegará hasta el verano. Como pronto.
El proyecto de una nueva estación
Es por eso que en los parlamentos tanto Clara Luquero, alcaldesa de Segovia, como Juan Carlos Suárez-Quiñones, consejero de Fomento y Medio Ambiente, evitaron delicadamente las expresiones “inauguración” y “estación”, optando por “reapertura” y “terminal”. La primera agradeció a la Junta la colaboración prestada y a los usuarios la paciencia invertida en estos largos 18 meses de intemperie. El segundo recordó “una terminal, que va a ser estación próximamente, muy importante. Estamos hablando de una ciudad patrimonio de la humanidad que recibe más de 80.000 expediciones de transporte regular más transporte discreccional”. Unas cifras que según Suárez-Quiñones “merecen que sigamos hablando y trabajando para buscar soluciones que permitan mejorar todavía más las infraestructuras de transporte en esta ciudad”.
En el aire también, la dotación de una nueva estación en proyecto “estamos trabajando en una nueva infraestructura, aunque la actual seguirá teniendo su utilidad”, dijo el consejero. Es el “viejo” proyecto de ubicar la “estación-estación” junto al AVE, para quitar parte del tránsito de las calles segovianas y reforzar Guiomar como equipamiento internodal de viajeros.
17 marzo, 2017
señora propietaria de la sepulvedana, visite su sucursal en Andalucía, y ponga orden que ha puesto de mandamases a gente que parece estar titulada en derribos y diplomadas en cajones desastre. y quienes lo están pagando son los trabajadores, que cada vez va habiendo menos.