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Escenas animadas de ayer y hoy

Debería estar en crisis de identidad política. De repente me he encontrado con que hay personas, a las que no conozco, que han decidido que soy “un facha” que parece ser que lo indica claramente la cobertura informativa que realicé del acto de Vox en Segovia, curiosamente, la misma fuente de la que beben los que han decidido que soy un rojeras de mucho cuidado, alineado en lo más extremo de la izquierda. Y yo venga a releerme los textos a ver si acabo de ubicarme mientras una vocecita me dice al oído que no me preocupe, que me he dedicado a hacer mi trabajo, que he contado lo que he visto y que duermo como un Pepe todas las noches a pesar de atiborrarme de café. (En eso me dice mi médico que soy un insensato y a este sí le creo).

Aunque vivo con ella, detesto esa manía del personal de disparar al pianista. De que algunos zopencos, en masa o individualizados tras el presunto anonimato de las redes sociales, se permita insultarte a gritos cuando estás trabajando y decida que “todos los periodistas” son mentirosos, pesebreros y vendidos a no sé quien. “Y usted un indocumentado” mascullas fugazmente muy para dentro sacándote de la cabeza otros adjetivos, todos muy adecuados, mientras tratas de pensar un titular objetivo de la noticia de turno, que es a lo que has ido en esa plácida tarde de domingo.

Son tiempos en los que se tiende a colocar etiquetas. Eres de esto o eres de aquello y no se admiten mirones. Vamos, que esto se radicaliza por minutos, supongo que por la irrupción de la derecha más derechosa, demostración palpable del efecto péndulo en la política española fruto de la irrupción hace unos años de la izquierda más izquierdosa esa que ayer quería “tomar el poder al asalto” y hoy día sale a la calle a protestar airadamente contra los resultados de unas elecciones democráticas o se manifiesta, por primera vez en la historia, ante un parlamento para expresar rechazo el Gobierno que ha surgido tras ellas. Si me pincha, no sangro.

Reconozco que el domingo me di un baño de historia. Pero de esa que creía que teníamos olvidada y que solo podría ver en documentales en blanco y negro o como mucho coloreados digitalmente y con la perenne voz de Victoria Prego de fondo. Me encontré a personas ofreciendo hostias, hachazos y roturas de dientes contra el bordillo a otras personas que a su vez respondían con mirada fiera de esas de “ya te pillaré”, levantando el dedo y agitando la bandera nacional como si fuera su patrimonio, eso si, frente a banderas vascas ¿?, multicolores, comunistas, o más bien soviéticas, aquella que fue de la República y de esas con dibujos como los que aparecen en las pintadas suburbiales que alguien me aclaró que representan al “antifascismo”. Chico, si vienen los del Cuéntame se ahorran una pasta en atrezo y extras. Lo que me preocupa es que la escena era de verdad y en pleno 2019: dos bandos, los de toda la vida, expresándose odio irreconciliable. ¿Pero de qué vamos?

Que conste que intenté ver el aspecto cómico, por ejemplo en la numerosa representación de jovenzuelos que formaban en el grupo de los que protestaban por el acto que me temo que entregarían el folio en blanco ante la pregunta de examen “El fascismo. Definición y principales manifestaciones durante el siglo XX. Desarrollar” que se alteraban igualmente ante el paso de cualquier persona por delante del cordón, fuera un camarero del hotel, el inspector de policía de paisano o alguno de la cúpula nacional de VOX, o que clamaban contra la prensa cuando notaban que el cámara de la tele les estaba grabando. Ese era el nivel a ese lado de la verja.

Podría haberme parecido divertido también el repaso al personal que jaleaba a Javier Ortega —aquí la franja de edad era más variada aunque me faltaban cincuentones— como si sus discursos fueran su lectura de mesilla de noche desde hace años, eso sí, después de preguntarle al de al lado si “¿Es ese?”. Vi a montones de gentes (no me haga hacer la lista, que de eso ya se han encargado otros, que he visto en distintos foros escrutar con atención las fotografías poniendo nombre y apellido a los asistentes) que yo creía moderados pero que acabaron pasando en fila de a uno por el estrado para posar sonrientes con Ortega y quizá a estas horas tengan ya la foto en el marco de plata buena que tienen en el salón de casa. De VOX de toda la vida…

Creo que hay un error de partida en el planteamiento de los radicales de izquierda e incluso de los que hasta ahora pasaban por moderados —me temo que el PSOE se está dejando llevar por esta corriente— y es el de enfrentar el fenómeno de VOX en términos de batalla épica con el “no pasarán” en la boca y la proclama de “nos tendrán enfrente”. Tengo claro —y me consta que también buena parte de los que piensan de verdad en los colectivos más de izquierdas de la ciudad—que ese tipo de “actos de repulsa” sólo consigue el efecto contrario al que se busca y sólo beneficia a la campaña de Vox, encantados de la vida de que sus reuniones estén rodeadas de “radicales de izquierdas” que insultan, amenazan e incluso agreden. Cada vez que uno (o una) de esos gritones abre el pico para advertir que “esta será la tumba de los fachas” sube la cuenta de votos, o al menos de interés, en la formación de Santiago Abascal, encantado del ruido que rodea los actos de su partido y del papel de víctima que le otorga.

En pleno proceso de enfriamiento del explosivo crecimiento de la extrema izquierda en los últimos años, con los partidos moderados contemplados con recelo y la idea de que son incapaces de solucionar los problemas de la gente, el personal busca otros referentes y el mensaje populista de los de la nueva formación emergente se ajusta como anillo al dedo al votante que busca ideas-fuerza cortas, fáciles de entender si se sirven adecuadamente y llenos de culpables (políticos empoltronados, emigrantes parasitando el Estado, mujeres subyugantes, nacionalistas rompepatrias…) y encima defendidos por una formación presentada como la víctima perfecta con ayuda de la izquierda.

Así se las ponían a Felipe II, el del imperio aquel con luz solar perpetua.color

Author: Fernando Sanjosé

Segovia (1967). Periodista.

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6 Comments

  1. Estoy con usted don Fernando, están haciendo (las supuestas izquierdas, que yo también me pierdo en etiquetas) un efecto bumerán que les va a dar un susto en las urnas. Espero equivocarme.

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  2. Sr.Sanjosé.- Los informadores o periodistas como Vd., de alguna forma deben conseguir dar soluciones cosa que en su extenso ensayo no ha llegado a conseguir; soluciones que hacen la no convergencia de ningún de las partes (DERECHAS O IZQUIERDAS), términos absolutos que a fechas de hoy deben quedar desterrados o en la historia, ya que esos adjetivos descalificativos, éste escribidor que ha tenido la oportunidad de redactar en parte junto con otras personas los estatutos de un nuevo partido político (tres veces mando a corregir por el Ministerio del Interior), por parte alguna aparecen esos ideales de extremada derecha y de izquierdas; luego la premisa mayor para sus posteriores ensayos sobre política y más concreta sobre VOX y otros partidos debe conseguir no utilizar esos vocablos, ya que solamente hacen que aumentar el enfrentamiento entre sus semejantes, y esa situación a fecha de hoy por persona civilizadas, debemos y tenemos la obligación los mortales que queden obsoletos, caducos y trasnochados y para ello la única solución es no nombrar par parte alguna DERECHAS O IZQUIERDAS, porque para eso ya en la Segunda República existían dos filas para el voto a esos fines————————————————————- Si bien a la vista de lo actuado damos soluciones como:

    Supresión de todos los partidos políticos por un CONSEJO DE ANCIANOS (SENADO, EN LA MISMA MISMA MEDIDA QUE SE HACIA EN ROMA Y GRECIA, situación que sería convergente con nuestro Derecho obviamente porque su filosofía todavía se sigue empleando en nuestros días, de la misma forma que se hace con las tasas, impuestos y precios públicos provenientes de nuestra vecina Francia.-

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  3. Mala época para ser periodista.

    Tengo que darte las gracias, Fernando, por poner en negro sobre blanco lo que yo y muchos (y cuando digo muchos quiero decir que, efectivamente, somos muchos) pensamos.

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  4. Sanjosé, gracias por hacer periodismo. Es difícil cuando a un lado y otro de la verja hay churras y merinas, pero las dos balan igual 😉

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  5. Completamente de acuerdo con Usted, Sr. Sanjosé.

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  6. Enhorabuena por su artículo. Le animo a escribir otro sobre la situación político cultural y socio cultural de una despoblada provincia de interior.
    Un saludo y mañana San Antón

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