Hay cosas que solo pasan en campaña electoral. El ministro de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, Alfonso Alonso se comprometió en Valladolid a informar en el Congreso sobre la situación de los comedores escolares, a preguntas del PSOE y a resultas de la rescisión del contrato de la Junta con Serunión, al detectarse una tuerca en el puré de los escolares de Palazuelos de Eresma.
El 14 de mayo, trabajadores de Serunión retiraron del menú del día previsto en cuatro colegios de la capital y los de Valverde del Majano, Trescasas (otra vez), Valverde y Ayllón, el puré. Tenía trazas de no estar al punto. “es comestible pero tiene sabor agrio”, explicaban. A ello se sumaba, en Palazuelos, el hallazgo de una tuerca en el puré destinado a los niños del CEIP Atalaya. Respecto a la tuerca, posteriormente Serunión informó que la “tuerca no era suya”, se había colado en el menú pero los operarios la vieron y no la sirvieron. La reacción de la Junta, temerosa de que en vísperas electorales un tema tan sensible como “qué demonios comen nuestros chavales” se colase en el debate electoral, fue fulminante. Rescisión del contrato con Serunión como proveedora de los comedores escolares en Segovia.
El PSOE, sabedor de que por ahí podía sangrar la cosa, se apresuró a, pese a todo, ejemplificar en “la tuerca del puré” supuestas políticas de restricción presupuestaria en la alimentación escolar. De ahí el anuncio de pregunta en el congreso y, el ministro, de paso por Valladolid, pues que sí, que con mucho gusto informará.
Todo apunta a que va a salir cara la tuerca de Palazuelos. A Serunión por la pérdida del contrato, a la Junta, porque no está nada claro que pueda rescindir el contrato simplemente porque funcionaron los filtros finales de la empresa y se detectó que el puré no estaba como debía de estar. A todos por la movilización de funcionarios moviendo papeles, respuestas, análisis…
Ceip Atalaya, Palazuelos de Eresma.
Cierto es que algo debe estar haciendo mal Serunión cuando a principios de curso se detectan gorgojos en los fideos y rematan el curso con un “puré agrio a la tuerca”. Se supone que estas empresas debería tener filtros de sobra para detectar partidas de alimentos en mal estado. Pero aquí no parece que haya existido riesgo para los chavales. La actuación de los trabajadores fue en este punto ejemplar, retirar la comida que no estaba en perfectas condiciones y dar parte a sus superiores.
En cualquier caso, anécdota o más que anécdota, los problemas de la Junta de Castilla y León con Serunión cuestionan los planes de Educación de ahondar en la sustitución de cocina in situ por catering de “línea fría”. Algo que en su día defendió el director general de Política Educativa Escolar, Fernando Sánchez Pascuala, como un “avance” en la mejora de la calidad de la dieta en los comedores escolares. No hay tal. Lo cierto del asunto es que para la Junta, mantener cocinas en centros pequeños sale muy caro, fundamentalmente porque hay que dotar a estas cocinas de equipos de cocción y conservación que no se pueden amortizar en comedores pequeños. Oficialmente nadie quiere decir la verdad, la comida de catering sacará muy buenas notas en los pliegos de adjudicación, pero no se puede comparar a los niveles de control y calidad de la comida casera. Eso sí, mantener una cocina de varios miles de euros para que coman un puñado de chavales no sale a cuenta.
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