De perdidos al río. Con la cuesta de San Juan cerrada al tráfico “hasta que fragüe bien”, el departamento de Obras del Ayuntamiento de Segovia ha decidido, sin avisos previos, abrir tajos de obras también en la calle de San Agustín para corregir los múltiples hundimientos existentes en la zona.
No se trata de una gran obra integral, sino de “un lavado de cara” como indica la concejala de Obras, Paloma Maroto, que justifica las prisas en la puesta en marcha de los nuevos trabajos en la intención de solapar ambas obras para generar todas las molestias al tiempo y de paso, dar respuesta a la demanda de la asociación vecinal del recinto amurallado, Avras, que reclamó esta actuación y que se hiciera a la par que la de San Juan.
La obra, que ha sorprendido a los conductores y obligará más adelante, cuando se trabaje junto al Museo Rodera Robles, al corte total de ese tramo de San Agustín, se ha adjudicado por contratación directa y 40.000 euros a la misma empresa que trabaja en San Juan, Padasilma, “para optimizar el uso de la maquinaria que ya tienen en la zona”, siempre según la concejala, y se espera que esté acabada antes de finalizar el año. Bueno, siempre que el tiempo respete, que no es pedir poco en Segovia y en la segunda mitad del otoño.
Y es que si hay algo que repite ahora con machacona frecuencia la responsable del departamento de Obras cuando se refiere a estos trabajos y a la actuación en San Juan es el parte meteorológico. La climatología adversa, junto a la “aparición” de imprevistos como tuberías que no se preveían cambiar y que provocaron la ampliación del presupuesto inicial en casi 40.000 euros más, complicadas conexiones de servicios –especialmente frente al colegio Concepcionistas y delante de la Diputación– y hasta la aparición de restos arqueológicos que hace unos meses, cuando se presentó la obra, se aseguraba que “se sabe que están y se cuenta con ellos”, además del deseo de lograr que el cemento “fragüe bien” conforman el argumentario de los gobernantes municipales para justificar la imposibilidad de ir más deprisa en el trabajo y abrir al tráfico la cuesta de San Juan a corto plazo, siquiera por un carril, tal como se comprometió, para noviembre, en aquella presentación, en el mes de junio, en la que todo parecía estar medido al milímetro.
Lo cierto es que, a estas alturas, Paloma Maroto evita establecer una fecha concreta en la que se pueda abrir parcial o totalmente la calle principal de acceso al casco antiguo, algo que se producirá “cuando lleguemos a la calle José María García Moro” momento en el que se tendrá forzosamente que permitir la subida para desviar el flujo de vehículos por la calle del Taray. Por supuesto, esa apertura parcial sólo sería para coches mientras que la vuelta de los autobuses urbanos a la parada de cabecera de Colón se producirá en todos los casos “cuando acabe definitivamente toda la obra”, al comienzo de la primavera según los cálculos iniciales que no tenían en cuenta los retrasos que ya se están produciendo.
10 noviembre, 2018
Efectivamente, las obras se tienen que iniciar, ejecutar y finaliza, teniendo paciencia para todo ello, pero sus consecuencias se sufren día a día y, al parecer, también las vamos a padecer posteriormente. Y lo digo porque el vial entre las Concepcionistas y el colegio San Juan de la Cruz verdaderamente se está convirtiendo más en un tosco erial que en un vial circulatorio. El “extraordinario” empedrado que ya antes de la obra era un entramado de parches, piedras sueltas, y echado de cemento por un lado y de tierra por otro, ahora ya sí que parece la calle abandonada de un pueblo cualquiera, que solo va a gustar de amantes nostalgicos del tipismo de una Castilla del 19. En algunos momentos cuánto me gustaría ser de esos barrios en los que las calles sí parecen o se asemejan a lo que debe ser una calle del siglo 21!
10 noviembre, 2018
Vamos que, Daniel, más o menos, por ejemplo: arrasamos el recinto histórico de la ciudad (hay ciudad moderna para rato en la periferia), construimos rascacielos o edificios modernos e inteligentes del tres al cuarto (o con diseño, si quiere), asfaltamos bien asfaltadas todas las calles, eso sí, ponemos unos cuantos restraurantes ‘michelines’ y aumentamos la galería comercial globalizada a cielo abierto que somos. ¡fantástico! a vivir que son dos días y mañana tos calvos. ¡Hala! dese un paseito por el mundo y luego siga comentando.
10 noviembre, 2018
Cuál es la calle JOSE MARIA GARCIA MORO?
10 noviembre, 2018
Detrás de la iglesia de San Sebastián. De nada
10 noviembre, 2018
La buscaré. Ubico las calles Joaquin Perez Villanueva, plaza Avendaño, Obispo Gandásegui, Plaza San Sebastián y arquitecto Odriozola pero José María Garcia Moro no. Habrá que darse un paseo por la zona leyendo placas.
Gracias.
11 noviembre, 2018
De nada, tuerza usted, a izquierda, dirección subida, la calle Peréz Villanueva y volverá a la calle San Juan por ella (a derecha si gira desde la puerta principal de la iglesia). Puede observar después el ábside, si no es finde o por la tarde que estará lleno de coches aparcados, en prohibido, claro. Es interesante 😉
10 noviembre, 2018
Breve comentario: los que padecemos del, repito, “extrordinario” pavimento digno del siglo 19, agradecemos vivamente al Ayuntamiento que nuestros coches se conviertan sí o sí en destartaladas chatarras desencajadas también dignas, ahora sí, de principios de siglo 20 . Vamos al estilo de un Ford T. Hemos avanzado una barbaridad! Gracias por tus palabras, Juan “nostálgico”
10 noviembre, 2018
De nada. Creo que en New York, en Manhattan se vive como dios. Pida usted un Erasmus. ¡Salud!
10 noviembre, 2018
Es el momento de ensanchar al menos 20 centímetros la acera en la esquina de la Diputación para poder pasar sin hacer equilibrios.
10 noviembre, 2018
Excelente idea. Así no cabrá el autobús. O derribados la Diputación o el Palacio de Quintanar. Que raro que esto no se le hubiera ocurrido antes a nadie….
10 noviembre, 2018
Mejor que 20 cms, hacer un paso subterraneo, LP.
Cuando Usted mandaba en el Ayuntamiento no se acordaba de estas cosas, LP.
10 noviembre, 2018
Alguien se ha dado cuenta, de que con el ensanche de acera en la curva de Conde Cheste, dos autobuses no podrán cruzarse, al igual que ahora ocurre en San Gabriel?
11 noviembre, 2018
Despues de leer tan conspicuos comentarios, ¿no será que la parte alta de Segovia es un recinto histórico medieval, como otros muchos en muchas ciudades españolas? o se pretende tirar, como en los planes decimonómicos parte de los monumentos de la ciudad antigua (‘Anita’, sí se le ocurrió a más de uno, y en parte lo hizo: Odriozola). Tenemos lo que tenemos, vivimos de lo que vivimos y, salvo que nos gobiernen un grupo (¿y grupa?) de tarados (y taradas), podremos seguir disfrutando y viviendo de la historia de nuestros antepasados y seguir progresando con la nuestra y la de futuras generaciones extramuros, sin problemas.
11 noviembre, 2018
El problema seguirá, pues seguirán subiendo miles de coches diariamente (grandes autobuses discrecionales y algún que otro trailer, también). Y como diría el otro ‘donde no hay no roban’ y en una botella de un libro cabe lo que cabe, salvo que rompamos el culete de la misma y no nos queramos enterar. Al final la gotera será muy gorda. Pero da lo mismo hemos arreglado un cacho calle, qué machotes y machotas somos. Voténme o ya tengo los años para feliz jubilación y ahí os quedáis pardillos. Escapada muy del gusto de parte de los políticos ¿o no?
13 noviembre, 2018
Lo de las obras de la Calle San Juan no tiene nombre. Sin consulta previa decidieron cerrar al tráfico un barrio durante nada menos que 7 meses; sin avisar, sin consultar, sin valorar las gravísimas consecuencias de tal decisión para residentes, comerciantes, hosteleros y demás profesionales que ejercen cualquier actividad en el barrio, sin tomar ni una sola medida alternativa para reducir las mismas, y sin aceptar prácticamente ninguna de las sugerencias hechas a posteriori. Y ahora avisan, de refilón, como quien no dice nada, y aprovechando el anuncio de las obras en San Agustín, que LAS OBRAS VAN A DURAR 10 U 11 MESES… ¡¡¡DE VERGÜENZA!!!
13 noviembre, 2018
Yo lo que digo es que somos residentes del casco antiguo, usuarios del transporte público, y éstos meses(y lo que nos queda), está siendo un infierno.
Nadie se ha preocupado de abaratar el billete del autobús, por ejemplo, cuando nos han quitado tres paradas del trayecto, nadie se ha preocupado de proporcionar una lanzadera con una frecuencia digna y no cada media hora como hace el autobús 9 y dentro de un horario muy limitado.
Nuestra realidad es que nuestra cabecera y fin de línea está en el Axoguejo y desde allí tenemos que cargar con bolsas, carteras, mochilas…hasta nuestras casas.