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¿Economía colaborativa o extorsión laboral?

No es que los taxistas tengan toda la razón, que la tienen en cuanto al núcleo duro del asunto (en cuanto a las formas, eso ya…). Tras la polémica con los licencias VTC (Vehículo de Turismo con Conductor) subyace el gordísimo problema de qué hacer con la “economía colaborativa“. El problema número 1 de la economía del siglo XXI: la digitalización.

A lo largo del conflicto he leído el preceptivo montón de memeces colgando de las redes sociales. “De Atocha a Ciudad Universitaria, en taxi 14€, en Cabify 6€. No hay más preguntas”, escribía uno, con este aplomo de los argumentos odiosamente definitivos y que en realidad no son más que memes, simplificaciones de la realidad encapsuladas en una frase para mayor viralidad. Otro exponía su amarga experiencia como autónomo del autónomo, es decir, un taxista sin licencia subcontratado, como si la plaga del “falso autónomo”, verdadero lumpenproletario de la globalidad, no fuera ya una dolorosa realidad en la mayoría de los sectores que conozco.

Ahí voy. La digitalización, eso que tanto debemos amar según los gurus de la cosa. Por relativamente poco precio, cualquiera monta una aplicación que permita poner en contacto directo a millones de consumidores. Por ejemplo el segoviano Juan de Antonio, CEO de Cabify, bestia negra de los taxistas patrios. En otras palabras, contraponemos oferta y demanda y dejamos que a la velocidad de la luz un algoritmo vaya casando proveedor y cliente.

Juan de Antonio, CEO de Cabify.

Esto suscita una avalancha de problemas. El más tremendo es el low cost. Supóngase que preciso cama y techo para pasar unos días en la play. Tiro de Airbnb y selecciono la mejor oferta. Multiplicado por millones el efecto final es una presión bestial a la baja de los precios de los servicios. Así hasta que explota el sector. Como el sector explota dejar de estar regulado, como deja de estar regulado terminamos como los jornaleros de antaño, aguardando en plena solana a que el tecnocapataz del señorito pase por la plaza a reclutar la peonada. Y conforme se digitaliza el mercado (“madura”)  entramos en un verdadero cártel. Unos pocos señoritos, millones de jornaleros.

Sé de qué hablo porque soy periodista y trabajo en la prensa on-line, un sector tan pionero que por metonimia el término “digital” ha devenido sinónimo de periódico.

Ciertamente la digitalización trae cosas buenas. Gracias a ella yo puedo editar un diario con mucha menos inversión y ganarme el pan (de aquella manera y pagando una tartera de impuestos, todo sea dicho). Pero sin regulación al final se impone el libre mercado, que es todo menos libre, un señorito y cientos de jornaleros abocados a un jornal menguante. Menos que ayer pero menos que mañana. Es la inercia del low-cost. Y lo que apareja, reducción de ingresos fiscales, más desigualdad… Comunicación, turismo, intermediación comercial y logística, o sea algo así como la mitad del PIB, están ya en plena fase de digitalización. En estos sectores impera el autónomo como trabajador cualificado que ha renunciado a los derechos laborales tan bravamente peleados por generaciones de obreros. Ni vacaciones pagadas, ni festivos, ni cobertura por enfermedad, ni paro, ni leches…

Está claro que no podemos entrar en posiciones luditas, negar la tecnología y ponernos a quemar granjas de servidores. No es cierto que la tecnología siempre gane, pero suele. ¿Qué pues?

En el caso del taxi está claro. El transporte de viajeros en una ciudad es una concesión sujeta a una drástica regulación. El VTC puede tener un sentido como transporte entre ciudades: la diferencia entre taxi y grand taxi, que dicen en Marruecos. Pero hasta ahí, si un señor pone su coche particular a competir con el taxi, multa al canto y de las gordas. Por otro lado, hay que ampliar el sector para que incluya, también, el VTC. Que quieres coche con conductor todo el día, pues se aplican unas tarifas reguladas ad-hoc. Pero en taxi. En otras palabras, suprimir las VTC y obligar a Cabify a trabajar exclusivamente con taxistas. Lo cual tiene poco sentido, la aplicación de Cabify (o parecida) la tiene hoy en día cualquier flota. O sea que adiós Cabify. Hay que regular. Siempre hay regular si se quiere un Estado del Bienestar. O un Estado a secas.

El problema final es que nuestra legislación, nuestra regulación, no esta pensada para lo colaborativo. Sigue anclada en el contexto laboral del XIX, de pagos constantes y regulares y grandes fábricas con cientos de asalariados. Una realidad que hoy solo responde a unas pocas grandes empresas y (aquí está el problema) a la administración pública. Los funcionarios no padecen el problema, no lo padecen, ergo para ellos no existe, está en la cola de la agenda.

Anuncia Pedro Sánchez el permiso de paternidad de cuatro meses. Es buena cosa, iguala al hombre y a la mujer y, a priori, mininiza la diferencia salarial de género. ¿Pero es aplicable? No desde luego en la digitalización, donde al tipo al que contrato para recoser una base de datos ni siquiera tiene cara. Realmente no sé ni donde vive, solo que cobra por un banco on-line radicado en Luxemburgo, opaco fiscalmente y que se llama Paypal.

¿Soluciones? Cambiar de modelo fiscal. Internacionalizar los impuestos. Dejar de gravar el trabajo y (en menor medida) el consumo e ir directamente a la transferencia monetaria. Paradójicamente, se lucha contra el círculo vicioso de la digitalización digitalizando. O eso o estamos apañados. Y entre la falta de realismo del político y la oleada de nacionalismo que padecemos… lo más atinado es pensar que estamos apañados.

Author: Luis Besa

Luis Besa. Periodista,

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12 Comments

  1. Los taxistas defienden su monopolio, su negocio exclusivo..especulan con las licencias que cuestan un precio en el ayuntamiento y luego revenden ellos a un precio mucho superior..en un taxi no sabrás que te van a cobrar por el trayecto, amén de los abusos en cuanto a subcontratas y conductores en precario…el público en general prefiere Uber o Cabify por el buen servicio , saber de antemano el precio del trayecto ( mucho más barato )…contra la libertad de elección no podrá hacer nada el taxi .el problema no es la economía colaborativa..el problema es querer defender un monopolio exclusivo..es mi opinión.

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    • No es un monopolio. Es una concesión administrativa de servicio público basada en que el municipio autoriza tarifas y debe velar por la exclusividad de la encomienda. Decir que es un monopolio es como decir que Urbanos de segovia es un monopolio.

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  2. Este articulo es una falta de respecto a la verdad. Siendo mayor de 50 años, sin ninguna oportunidad para encontrar trabajo, ha sido la bendita Airbnb quien me ha dado una salida para ganarme la vida de manera honrada. El turismo es una fuente de riqueza que ademas en España es la mas importante. Son casos puntuales los actos vandalicos asociados a turistas y lo demuestran el número de denuncias a la policia de estos hechos. Molestos son los estudiantes y sus fiestas, los narcopisos y los vecinos molestos que no los puedes echar nunca. Del millón de pisos en alquiler en Madrid solo 20000 son turísticos. La subida de alquileres no tiene nada que ver con esta actividad. Recuerda el precio de los alquileres en 2007, superiores a los actuales, y Airbnb no existía.
    En conclusión eres una victima facil de la desinformación proporcionada por los lobbies turísticos que ven en Airbnb una competencia que esta reduciendo sus inmensos margenes de beneficio. Curiosamente el gobierno municipal de Madrid de Podemos lo apoya para que las grandes fortunas de este país sigan explotando a las clases medias y trabajadoras. Preocúpate de eso y no de los que intentamos ganarnos la vida con honradez con la ayuda de la bendita y democrática economía colaborativa.

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    • Airbnb es una aplicación de casación de oferta y demanda de pisos para uso turístico, inocua ensi misma siempre y cuando las residencias turísticas estén dadas de alta como tales, se declaren los ingresos y se aplique el IVA (10%). El caso de airbnb es distinto por cuanto lo que perjudica socialmente no es la aplicación en si, sino el fraude laboral y fiscal en ofertas no encuadrables en el marco legal.

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  3. Con los sablazos que meten los taxistas por un trayecto de nada… ¿Cuánto sacan al día?

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    • Según publica el Dia de Segovia, 1300€ brutos mes.

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  4. Tanto los taxis como los urbanos son un monopolio. Mientras no haya competencia y libertad de elección por parte de los usuarios en igualdad es monopolio..y como tal abusivo, caro y malo…y si no mira la definición de monopolio:

    1.
    Derecho legal concedido por el Estado a un individuo, grupo o empresa para explotar con carácter exclusivo alguna industria o comercio.
    “tiene el monopolio de la telefonía local”
    2.
    Ejercicio exclusivo de una actividad, con el dominio o influencia consiguientes.
    “la capital ha ejercido durante largo tiempo el monopolio de la cultura local”

    Al menos un poco de rigor en sus informaciones

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  5. Señor Besa, el taxi es un monoñpolio, lo mire por donde lo mire. No sé a quien pretende engañar con este artículo…

    ¿Desde cuando la competencia es mala? Es mala para el monopolio. Un monopolio que, hasta hace poco, no tenía competencia, tenía sus tarifas fijadas y no tenía que competir con nadie…

    El taxi se tendrá que renovar, al igual que lo han hecho otros monopolios que existían en nuestro País.

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  6. Lo que se interprete por monopolio es cuestión secundaria. Desde mi perspectiva no lo es. Por cuanto NO se da la exclusividad del servicio a UNA determinada empresa, sino que muy al contrario son una pluralidad de pequeños empresarios homologados que explotan la concesión. Es un sector regulado, como lo es la explotación de terrazas de ocio, la vivienda, el gas, la energía, la venta callejera etc…

    Más potente es la falacia de la “competencia en igualdad”. Cuando tú estás sujeto a una super-regulación, además de al pago de tasas e impuestos, convenios y tu competidor no, ¿dónde está la igualdad?

    Y por último, me parece un hablar por hablar denunciar, así en general, los monopolios. Es un manta neoliberal decir que la “libre competencia” trabaja siempre al servicio de la eficiencia del mercado. Es más, yo sopesaría las ventajas de que determinados sectores estén severametne sujetos a monopolio estatalizado, en bien de todos. Depende.

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    • ¿Ser monopolio es cuestión secundaria? ¿Y por qué han ido desapareciendo de este PAís TODOS los monopolios que existían, o casi todos? Un monopolio, no es nada bueno, ya que se fijan unos precios y, ante la falta de competencia, hay que pagar lo que imponen, si o si.

      Desde luego, que todos deberían jugar en las mismas condiciones, mismos impuestos, mismas tasas… En cuanto al convenio, existen tantos como empresas… cada empresa puede adaptar el convenio según le convenga (en unas empresas es más ventajoso para los empleados y en otras no). Si no existen estas igualdades, será porque hay que dar una vuelta de tuerca a ciertas leyes y quizá, esto es lo que no interesa al sector del taxi, esa igualdad de la que usted habla, señor Besa.

      En efecto, nuestros comentarios son hablar por hablar, igual que sus artículos de opinión. Usted tiene la suya y nosotros la nuestra. Pero por favor, ¿usted nos viene a decir que la libre competencia no es buena para los consumidores? ¿Cómo puede decir eso tan a la ligera? ¿Es mejor que un ente, fije los precios en el mercado y estos sean inamovibles? Creo que dice lo primero que se le pasa por la cabeza, sin pensar en las consecuencias que eso tendría para la sociedad…

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  7. Efectivamente señor besa, que haya mismo número de taxis que de Cabify o Uber, que paguen los mismos impuestos y que el ciudadano elija libremente lo que prefiera. ¿Están dispuestos los taxistas? Pues no, ellos no quieren perder su posición de superioridad…..por cierto , tú no puedes elegir el taxista que prefieras…es “el que te toque de la cola”…decir que no es un monopolio porque son autónomos aunque actúen todos igual,aunque todos pacten las mismas tarifas ,aunque todos se rigen por las mismas normas…el usuario no ve muchos “autónomos” el usuario ve un sector homogéneo…¿Donde esta la libertad de elección?, es como decir que no es un monopolio por que cada uno tiene un coche diferente…actuan como una verdadera mafia y en las huelgas de estos días así se ha visto incluso con matones …
    Otro punto es porque se les permite especular con licencias que son concesiones administrativas, que son ” publicas”..cuando un taxista se jubile que dicha licencia administrativa pase al ayuntamiento y la saqué de nuevo al precio tasado…no que pase de padres a hijos o sexrevenda por una millonada en beneficio particular…queramos o no las leyes regulan la libre competencia. Aunque a unos pocos taxistas no les parezca bien…para nuestro un ejemplo:

    https://www.publico.es/economia/competencia-cnmc-recurre-normas-viviendas-turisticas-madrid-bilbao-san-sebastian.html

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  8. Cuando digo que es secundario, me refiero a la opinión de cada uno sobre que es y no es monopolio. Ya he dejado claro que para mí, el transporte público, no lo es. Es una encomienda de gestión. La clave del asunto es cuando se dice que, bueno, que libertad total, que en igualdad de condiciones, toda empresa de transportes pueda ofertarse. En lo concerniente al transporte urbano por taxi yo estoy en contra. Creo que debe racionalizarse y regularse y facilitarse las rentabilidades necesarias mediante el control de la oferta.

    Respecto a que la libre competencia actúa siempre en favor de la calidad del servicio, pues no es verdad, como casi toda verdad económica que se pretende absoluta. Depende de los sectores. Por ejemplo, las infraestructuras pueden ser altamente rentables en polos de alta densidad demográfica (vease lo que pasa en Segovia con internet, la electricidad o el gas), la salud es más que rentable en nichos de ciudadanos de rentas altas, pero no entre las rentas bajas. Los servicios financieros, parecido. El libre mercado tiene tantas distorsiones como el mercado altamente regulado. Por eso creo que, a veces, un monopolio público o semipúblico, es lo suyo. Depende del sector del que estemos hablando. Pero la irrupción de lo colaborativo sobre la base de una competencia desleal (desregulación para unos sí, para otros no) es altamente perversa y hay que combatirla.

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