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De la política y los políticos

Sigue revuelto el panorama político. Me atrevo a decir que aún no ha encontrado el Norte. El mejor representante de la situación es el Sr. Puigdemont. Su cinismo y desprecio hacia los ciudadanos no tiene límite. Una vez conocidos sus tuits, su posible presidencia testimonial, su nueva mansión en Waterloo -por si aún faltaba alguna prueba- cualquier persona de la sociedad civil, independentista o no, debiera darle la espalda tanto a él como a la pandilla de vividores que tejen día a día el “delirio catalán”. Un fenómeno que tiene un sustrato común con la forma en la que se hace política y se participa en la política en estos momentos en nuestro país. Una acción política en la que en muchos casos las emociones más variadas son los auténticos motores de cualquier planteamiento y pauta de actuación, con independencia de la naturaleza del problema y de la búsqueda de soluciones racionales. Así que a “río revuelto, ganancia de pescadores”, lo que propicia la aparición de políticos sin escrúpulos con soluciones para todo y todos, donde el planteamiento de sus propuestas no resiste más allá de la palabrería del momento.

La política mediática, de un tiempo a esta parte, está condicionando la política real. Hoy, examinando el panorama político, se tiene la sensación, en un gran número de ocasiones, de que las propuestas para dar respuesta a los problemas quedan subordinadas a su oportunidad mediática en conjunción con lo que puedan hacer otras fuerzas políticas de la competencia, “no sea que nos vayan a quitar el pan”. El tacticismo del momento quiebra por momento cualquier línea consistente de actuación a la hora de abordar los problemas desde una determinada perspectiva ideológica. Este mal político se presenta de forma transversal en las diferentes instituciones, niveles administrativos y partidos políticos. Se alimenta desde sus órganos de decisión el populismo y con ello la persuasión de corto alcance que más antes que después deviene en frustración ciudadana y descrédito de la política y los políticos. Uno de los motivos por los que nos encontramos en una situación de alta volatilidad política con un cambio continuo en las expectativas de voto.

Otra de las perversiones por las que atraviesa el panorama político español es su atractivo profesional. Si algo requiere la política son convicciones firmes y consistencia en los planteamientos con vocación de servicio público. A la política se viene a servir y no a servirse. Son muchas las personas que a raíz de la crisis de la noche a la mañana han descubierto su vocación de servicio público ante la falta de expectativas profesionales en otros ámbitos. Y para esto no hay edad. Bien es cierto que, aún reuniendo los atributos referidos para estar en la vida pública, es muy conveniente disponer de libertad económica personal para no estar subordinado al mandato imperativo en todo momento de quien o quienes te pueden dejar sin renta.

Hay quienes lo plantean y presentan como la necesidad de un cambio generacional. E incluso se atreven a autodenominarse en las redes como la “new generation” y justifican su presencia como el necesario relevo generacional. Los que empezamos a peinar canas sabemos por experiencia que la juventud en un valor sagrado, pero que no conlleva por sí mismo ni más vitalidad ni el cambio político necesariamente. Se puede ser joven y carecer de impulso vital, y al revés; o colocarse la etiqueta de progresista por el mero hecho de considerarse joven y ser reactivo ante cualquier innovación o cambio. Lo mismo ocurre con el cambio político. La edad de los dirigentes por sí misma no propicia cambio de políticas. Puede llegar a generar una mejor identificación con los grupos de población de edad equivalente, pero si la gestión es desacertada durará lo que tarde en repercutir socialmente sus efectos. La mejor respuesta siempre es la formación y la experiencia. El éxito siempre está en el equilibrio intergeneracional dinámico. Lo peor siempre será la ignorancia. Y de esto son muchos los que hacen gala de ella día a día.

Hoy más que nunca es necesario un cambio de cultura política. La política se tiene que centrar en dar respuesta a los problemas de los ciudadanos y alejarse del ensimismamiento de los partidos y sus dirigentes, cuyo mal está muy presente en el momento actual. Mirar al futuro, distinguiendo entre los planteamientos de corto, medio y largo alcance. Incorporar a la vida pública los mejores activos del país. Personas preparadas y con oficio, capaces de dar lo mejor de sí mismos, con honestidad y generosidad, pero sin convertir este noble servicio en una profesión. Los españoles tienen mucho que decir y son los protagonistas principales de la actuación “de la política y los políticos”.

Author: Opinion

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4 Comments

  1. Básicamente estoy de acuerdo con este nuevo fascículo de su cuaderno testamentario político, traspuesto desde la web del PSOE segoviano. Lo que pasa es que, cuando leo sentencias como:

    “Otra de las perversiones por las que atraviesa el panorama político español es su atractivo profesional. ”

    “Bien es cierto que, aún reuniendo los atributos referidos para estar en la vida pública, es muy conveniente disponer de libertad económica personal para no estar subordinado al mandato imperativo en todo momento de quien o quienes te pueden dejar sin renta.”

    “Personas preparadas y con oficio, capaces de dar lo mejor de sí mismos, con honestidad y generosidad, pero sin convertir este noble servicio en una profesión.”

    Pues no dejo de pensar en los licenciados Clara LUQUERO y Alberto SERNA, cuyos curricula vitarum profesionales son entre muy escasos y nulos… no encajarían bien en su perfil político ideal, y aún así los apoyó sin peros como Secretario Provincial del PSOE. Aunque supongo que podrá responder locuazmente a esta contradicción, sin despeinarse.
    Saludos cordiales.

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  2. Querido “popular destroyer”. Me voy a despeinar poco porque tengo casi tanto pelo como tú, pero no me escondo. En mi partido la selección de candidatos era siempre por consenso. Otros no han podido decir lo mismo, y creo que no nos ha ido mal, como puedes comprobar en el Ayuntamiento de Segovia. Creo que te da envidia. Mi testamento seguirá y sólo recordarte que “un político” siempre está en activo y da cara. Un abrazo

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    • A los que calientan escaño en el Ayunta no les ha ido mal, en eso tiene razón. Otra cosa es la gestión…

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    • Buuufff, qué decepción… NO CONTESTA usted mis dudas sobre sus propias contradicciones… estos políticos… acostumbrado a que nadie le interpele en la web del PSOE (o que simplemente le ignoren sus camaradas, a saber), no soporta la más mínima crítica y sale por peteneras… y eso que básicamente yo estaba de acuerdo con todo lo que decía… en fin.

      “En mi partido la selección de candidatos ERA siempre por consenso.” (ojo con el tiempo verbal…) La imposición sotto-voce lo llamaban eufemísticamente “consenso”… ahora son primarias sin ningún consenso. Allá cada uno.

      Una pregunta ¿quién “consensuó” y dónde que usted y Félix Montes fuesen los cabezas de lista a Congreso y Senado por Segovia respectivamente? Ah, y ¿Cómo fue eso del relevo de portavoz en la Diputación? Refrésquenos la memoria a tod@s.

      Un psicoanalista que conozca su larga y prolífica trayectoria política le diría que este fascículo es un claro ejercicio de auto-reafirmación personal (se refleja su persona en él), como respuesta a un escenario evolutivo visualizado por usted como regresivo y decadente. Pero siga testando, por favor!! Es buena terapia. Saludos cordiales.

      P.D.: lo del ayuntamiento de Segovia, lo dejamos para mayo de 2019. Paciencia.

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