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Cuerpo a tierra que vienen los nuestros

Que la República de Cataluña no llega ni a la del IKEA es algo sabido en el Palau de la Generalitat, en la Moncla, en Bruselas y allá donde les quede algo de lucidez. La mera voluntad de ser de una amplia mayoría no hace país, no digamos ya cuando no existe tal amplia mayoría, ni tampoco una homogeneidad cultural, ni siquiera condiciones objetivas de explotación sino más bien todo lo contrario, condiciones objetivas de privilegio. Los países son “otra cosa”.

Para que surja un nuevo país deben darse una serie de condiciones. La más importante de todas es un fallo general del sistema económico que propicie un reseteo integral (lo que pasó al caer el comunismo). Eso o bien una gran desestabilización política y social que en prevención de contagio aconseje a la comunidad internacional a forzar un cambio en el statu quo.

En consecuencia el principal aliado del independentismo es el nacionalismo español. La constante realimentación del conflicto desde Madrid, y en parte auspiciada por la oposición como factor de desgaste del gobierno central. El principal enemigo del independentismo, en cambio, es la enorme cantidad de contradicciones que supone vender humo y no tener ni como embotellarlo.

Y lo que pasa. El aniversario del 1 de Octubre debía actuar como un elemento de re-movilización del independentismo en un momento crítico en el que Torra intenta armar un frente unitario entre PDCAT y ERC.  Debía ser un recital de testimonios y vídeos de heroicos patriotas recordando, entre el orgullo y la pena, como resistieron los porrazos de las fuerzas de ocupación. En la práctica ha pasado todo lo contrario.

Aunque la jornada venía ya tocada por el empecinamiento del CDR de expulsar de las calles a los que no piensan como ellos, el aniversario del 1-0 volvió a sacar a muchísima gente en Barcelona, Lérida, Girona, Tarragona. No tanta como de costumbre, bastante menos que de costumbre (lo cual es un síntoma), pero sí la suficiente como para mantener mal que bien el guión mediático diseñado por TV3.

Pero todo saltó por los aires en la Ciutadella, ante el Parlament. Torra abucheado por los propios. Unos centenares de CDRs y cupaires, desmadrados, amenazando a lo Tejero con tomar un parlamento. El pacifismo del procés internacionalmente cuestionado. La propia policía autonómica quejándose de la ambiguedad de su jefe Torra, que por la mañana alienta la revolución y por la noche manda a los antidisturbios cargar contra las barricadas.

Esto es lo mejor que le puede pasa al unionismo, la verdad. Divide et impera. Dos como esta e Iceta presidente de la Generalitat (es broma, o no…)

Con toda su torpeza, Rajoy tuvo un gran acierto: demostró que aplicar el 155 es fácil, indoloro e inoloro. Demostró que el humo de la independencia no va lo suficientemente cargado de maría como para convencer a los funcionarios -un pilar del soberanismo, no en balde hace mil años que no hay oposiciones en Cataluña- de poner en riesgo no ya sus nóminas de final de mes, ni siquiera los moscosos. Pero claro, no todos son funcionarios.

Están los Comités de Defensa de la República (CDR). Surgen alrededor de los grupos de WAPP montados por los de la Assemblea Nacional de Catalunya para organizar la ocupación y defensa de “colegios electorales” en vísperas del 1-0. Son entes sin estructura, “aclandestinos”. En cada municipio hay uno a modo de logia patriotera y, de algún modo, han heredado una parte de la capacidad de movilización de la ANC, con sus jefes en la cárcel y tan dividida como el propio independentismo. Obviamente, ERC, PDECAT y la CUP han intentado y en parte conseguido infiltrarse en los CDR. De manera que en cada municipio los CDR respiran distinto. En algunos pueblos ha habido que desmontarlos por arribistas (caraduras que vendían packs indepes y se quedaban la pasta). En la gran Barcelona los hay que van a misa, los hay íntimos amigos de la alcaldesa Colau y no faltan ni quinquis, ni okupas antisistema, que son los que interesa mediatizar por su gran capacidad vandalizadora y que son los que protagonizaron el cerco al Parlament. Son un carcinoma en el ADN “pacifista” de la revolució del somriure, la preconizada por la clase media y media alta catalano-parlante: la de revolución los sábados y vuelta al curro el lunes (y que la verdad, como revolución tampoco va a ningún sitio).

El procés se debate desde el año pasado entre seguir en el unilateralismo (Puigdemont) o volver al autonomismo y la estrategia a largo plazo (ERC). El problema es que el unilateralismo no sirve para nada y acaba en cárcel (salvo que tengas el glamour para que la causa te pague un palacete en Waterloo), en tanto la vuelta al redil autonómico es considerada, y con razón, una traición por una parte importante de los indepes. A ellos les vendieron la república, la Dinamarca del Sur, las aguas del Jordán, no el repintado del Parlament.

De momento se va capeando el asunto apelando a los “mártires” presos. De hecho, la principal posibilidad de frontismo vendrá dada por cómo se desarrollen los juicios a Junqueras y demás preventivos. Se confía con aplazar gracias a eso las decisiones difíciles hasta elecciones, y ya luego…

…Ya luego esperar a que el Estado español vuelva a enviar a sus cachiporreros y la comunidad internacional tome cartas en el asunto. No hay plan B. Suena de gilipollas y lo es (y mucho), pero así es. De modo que lo mejor que se puede hacer desde aquí es mantener calmado al nacionalismo español en general, y al sector caspa en particular. Dejar que con la ley en la mano el Estado haga lo que tenga que hacer.

No va a ser fácil, ya se lo adelanto. Somos lo que somos: ¡cuerpo a tierra que vienen los nuestros!

Author: Luis Besa

Luis Besa. Periodista,

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2 Comments

  1. Perdón, Lérida y Gerona, nada de Lleida y Girona. En español, que estamos España.

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    • Efectivamente José. Es un problema que tenemos muchos españoles a la hora de redactar según en qué comunidad escribamos, bien por equívoco, bien por el ‘miedo’ a qué dirán o la comedura de tarro pseudoindepe que llega hasta el corazón de Castilla (pasa lo mismo con algunos temas tabú que se inventado esta nueva sociedad, tipo igualdad de género o problemas psíquicos… no hablamos claro, muchas veces). Igual que nadie escribe London, por poner un ejemplo ejemplo sencillo. Hay artículos de afamados lingüistas y excelentes columnistas sobre el tema.

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