Justamente ayer publicábamos en portada la distribución sectorial de las empresas segovianas y como algunos sectores crecen y otros pierden efectivos. Es el caso de la hostelería. Apunten otro, el restaurante La Criolla, en la calle Teodosio el Grande, frente al Acueducto y pegado al Mesón de Cándido. El 1 de noviembre cerró sus puertas definitivamente.
“Cuando retiremos el último plato, cerramos”, explicaba el 1 de noviembre el camarero del restaurante La Criolla. “Han sido 35 años, desde que Carlos y yo lo cogimos. Buscando dar siempre satisfacción al cliente, que salga contento”, explicaba emocionada Charo Gómez, alma del establecimiento desde que su marido falleciera hace 8 años. Charo se jubila, los hijos están a otra cosa y la propiedad del inmueble desde 2003, el Mesón de Cándido, tiene planes de futuro que pasan por integrar el local en el mítico mesón del Azoguejo . Atrás quedan 35 años al frente de un establecimiento que desde la modestia de la comida casera y tradicional, con una impecable barra atendida por grandes profesionales, ha sido todo un referente de la hostelería segoviana.
Los recuerdos se le agolpan a Charo, la muerte del marido, los miles de clientes… Pero una fecha sale al paso. 1993. “Cuando quitaron el tráfico del Acueducto la cosa se puso mal. Aquí venían las familias, los turistas, los de Segovia, aparcaban cerca y daba mucha vida. Con el cierre tuvimos que espabilar”, recuerda. Como el restaurante ya no daba tanto, hubo que buscar nuevos negocios. “He llegado a tener cinco establecimientos, tuvimos el Don Camilo, el bar de la Asistida, ese lo montamos nosotros”.
El último día pero la actividad en la barra es como si fuera el primero. Es un día fuerte. Cañas y vinos, tapas y cafés, pedidos de la terraza. No paran pero de vez en cuando algún cliente se despide con un abrazo de la camarera. “Que os vaya bien”. La emoción está a flor de piel. “Queremos agradecer a todos nuestros clientes, proveedores, segovianos, y amigos el inmenso cariño y confianza que han depositado en ‘La Criolla’ los que a lo largo de estos 35 años han acudido a «nuestra casa» a disfrutar de una mesa, amable servicio y una buena charla. Mencionar que más que clientes o proveedores, ahora tenemos amigos”, escribía en FB el hijo de Charo, Óscar.
Sin planes concretos pero con la idea de ampliar
Entre tanto, en el vecino Mesón de Cándido, y propietarios del edificio de dos plantas y planta baja, donde se ubica igulamente la castiza tienda de souvenir El Acueducto, explican que de momento no hay planes concretos ni fechas para proceder a la ampliación. La casa donde se ubica La Criolla la adquirieron en 2003, manteniendo los contratos de arrendamiento que pesaban sobre los locales comerciales. “Obviamente, la idea es ampliar en el futuro, pero de momento no hay nada concreto”, dicen.
Últimos comentarios