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Cataluña entre el realismo y la épica

1-O es el un documental de Mediapro emitido la pasada semana en TV3. Obtuvo el 34% del share en Cataluña, 1,1 millones de espectadores, el más visto del día en Cataluña. Durante media hora ilustra los pormenores del 1 de octubre en cinco colegios electorales. Presenta a los catalanes independentistas como un colectivo perseverante y organizado que aguanta con estoicismo y dignidad los embates de la represión. Confronta el pacifismo de unos con la maquinaria del Estado nada pacifista encarnada en la acción policíal.

Efectivamente, el procés ha sido un movimiento no-violento en su esencia, del mismo modo que la policía tiene una naturaleza represiva también en su esencia. Pero el pacifismo no lo aguanta todo, ni mucho menos; conducir pácificamente por la izquierda acarrea como poco un 155 automovilístico.

Sin embargo los que lo conocemos de primera mano debemos insistir en que la gente que participa en el procés no solo detesta la violencia: lo ha demostrado en todas y cada una de sus movilizaciones. De manera que los dos millones de adeptos  del secesionismo se preguntan: ¿por qué la poli nos quitó las urnas de malas maneras (con cientos de contusos y un señor que perdió un ojo)? ¿Por qué cuatro de nuestros líderes siguen en la cárcel? ¿Por qué, a pesar de haber ganado en las urnas no se respeta nuestra voluntad de secesión?

Desde mi perspectiva las respuestas son: a lo primero la estupidez de un presidente de Gobierno (y de su incompetente ministro) que, contra toda sensatez, dijo “este referendum no será” e impulsó una cara y contraproducente intervención policial; a lo segundo, la respuesta es porque lo dice un juez; a lo tercero, porque no tenéis ese derecho. Ahora bien, a efectos de la compresión de las cosas más útil que la perspectiva de aquí es la de allí. Según el independentismo a lo primero, se intenta amedrentar al pueblo catalán con la cárcel y la porra; a lo segundo, el juez es una marioneta de Rajoy pues en España no existe el Estado de Derecho; a lo tercero, Cataluña sí tiene el derecho a devenir un estado por la vía de la autodeterminación “de los pueblos”.

Y estos tres elementos alumbran el nuevo relato independentista de carácter épico: hay un pueblo al que se le niega el derecho a ser mediante una represión ilegitima que combina la violencia y la falsa apariencia de justicia. Según esto, señores, Cataluña es poco menos que una Gaza sometida a la bota sionista: votar se vota, pero no se respeta el resultado de las urnas. Cuando se intenta implementar lo votado envían a los líderes a la cárcel. En el actual marco del Estado Español la independencia de Cataluña no tiene recorrido, no puede ser.

Y a sus ojos, y solo ante sus ojos, eso les convierte en Gaza, y de ahí estirar la rentabilidad ideológica hasta donde se pueda de unos polis irrumpiendo por la cristalera de una escuela. Lo que, salvo que estés emocionalmente implicado con los reprimidos, parece insuficiente, no ya para el mundo o para el resto de españoles, sino incluso para otros dos millones de catalanes obcecados en no darse cuenta de que Huesca es Israel. No hay tanques en Vic. Gaza es algo más que perder un ojo.

No hay que sorprenderse. La realidad lo es en tanto que percibida. A diferencia del Estado, tan palpable y empírico como un golpe de porra, la patria, la identidad, la nación, son constructos mentales que existen en la medida que creemos que existen. Es una teoría, lo que no le quita valor como creencia, claro. El valor se lo da la confrontación con la realidad. ¿Es útil? ¿Soluciona problemas? ¿Nos da un mayor grado de comprensión o nos condena a una eterna categorización de buenos contra malos? Y el relato de la victimización nacionalista -siempre penando a manos de un otro, rara vez de los Millets y Convergencias nuestras de cada día- tal vez fuera provechoso en el siglo XIX pero es poco manejable en el XXI.

El 23 de enero debe constituirse el parlamento catalán, la fecha tope para elegir presidente del Gobern es el 7 de abril. Las opciones son diáfanas: o se abandona el camino de la unilateralidad o se mantiene el 155 y la suspensión del autogobierno catalán se revalida sin fecha. No creo que haya más.

Los sondeos indican que la gran mayoría de los españoles vivimos muy cómodos con el 155, especialmente un 40% de votantes catalanes. Los sondeos indican que la “línea dura” da más votos (incluso en Cataluña) que los que quita. Se atisba una arriesgada competición entre PP, Ciudadanos y PSOE por ver quién defiende con más encono la unidad de España. El hecho es que por una vez en mucho tiempo, la pelota está en su tejado.  Ahora el problema es más de ellos que nuestro.

NOTA. Redactando estas líneas llegan dos noticias: la negativa de la Audiencia a liberar a Sánchez y Cuixart (cuya supuesta participación en actos violentos no me entra en la cabeza), y la imposición a El País del derecho de rectificación por decir la verdad sobre lo que pasa en TV3.  Lamento ambas noticias.  Dura Lex Sed Lex.

Author: Luis Besa

Luis Besa. Periodista,

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3 Comments

  1. Ciertamente a primera vista los indepes no son violentos, sin embargo, todos TODOS SIN EXCEPCION, los indepes que votaron el día 1 de octubre vulneraron mi derecho a decidir lo que quiero para la tierra en la que nací, en la que me eduqué y crecí, que forma parte de mís raices y cuya lengua, a pesar de vivir fuera de Cataluña, amo y he transmitido a mis hijos. Por lo tanto también ellos , los indepes, emplean la violencia, CIERTAMENTE NO FISICA, PERO AL IR A VOTAR ME EXPULSARON de mi tierra, me arrancaron de mis raices y de persistir en su actitud me impodrán un pasaporte para ir a ver a mis familiares…..pasaporte que de momento y gracias al 155, ahora no preciso. En cuanto a la Justicia, la justicia no funciona bien para nadie. Ni para los indepes ni para los constitucionalistas.
    Para mí, los indepes son quintacolumnistas amarillos ( y además han escogido éllos este color) que sirven a los intereses de la clase burguesa y apesebrada de la antigua Convergencia ( ahora Junts per Catalunya o mejor Junts pel Fricandó )y que siguen permitiendo que los derechos sociales y de los trabajadores sean vulnerados sistematicamente ( financiando a TV3 en vez de escuelas por ejemplo) haciendo el juego al liberalismo más salvaje. De tal forma que hacen cierto el análisis marxista del nacionalismo que lo considera una ideología de clases burguesas y resulta paradójico que el cinturon rojo de Barcelona haya votado constitucioanlistas, puesto que la deriva nacionalista de los partidos de izquierdas les ha dejado sin voz. Que pena.

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  2. Estoy de acuerdo a medias, D. Luis.
    Unas simples preguntas. ¿Y según Usted, cuantos referéndums ilegales debería permitir Rajoy y su (según Usted) incompetente ministro? ¿Uno al año? ¿Cada seis meses?
    ¿Y si es ilegal, por que un Ministro y un Presidente del Gobierno deben hacer dejación de sus funciones?
    ¿Has pensado alguna vez, que hubiera pasado si en vez de ir unos Policías y Guardias Civiles a impedir unas votaciones ilegales, hubieran ido otros dos millones contrarios al procés, igual de pacíficos que los pacíficos que fueron a “votar”? ¿Crees que estaríamos hablando de “un ojo”?
    Efectivamente, la mayoría de los que participaron el 1-O eran gente pacífica (estaría bueno), pero de los miles que fueron a “recibir” a los Mossos en los colegios para darles los “buenos días” permíteme que dude un poco.
    Todo fue una encerrona por parte de los que organizaron ese tinglado, entre ellos los que están en la cárcel, y por unos actos gravísimos que pudieran haber producido muchas desgracias personales de las que ahora nos estaríamos lamentando.
    Respecto a TV3, ¿no fue el Psoe el que no quiso aplicar el 155 en TV3?

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    • Disculpe la tardanza en responderle. Desde mi perspectiva, un referendum, con la masa crítica de ANC es de por si imparable. Es dudoso que se pueda impedir a la gente traerse una urna y meter en ella lo que se tercie. Otra cosa es que sea legal. Que no lo era. Por supuesto, los responsables públicos que han tolerado y malversado nuestro dinero deben enfrentarse a las consecuencias legales (excluyo allí a los dos Jordis), pero me da que la intervención policial, absurda tal como estaba planteada y políticamente contraproducente, sirviese para absolutamente nada. Si el ministro quería evitar el referendum, haberse aplicado más en la incautación de urnas (no pilló ni una de 10.000) o haber dispuesto las cosas de otra manera, . Respecto a la posibilidad de violencia entre unionistas y catalanistas, es cierto que existen grupúsculos radicales en ambos lados perfectamente controlables no por la Guardia Civil, si no por la Guardia URbana. En general, el comportamiento de los “piquetes cívicos” fue de resistencia pasiva, evitando enfrentamientos, y no me constan ni siquiera contusos entre las fuerzas de seguridad en aquella jornada. Sinceramente no creo que la posibilidad de “desgracias personales” que usted menciona tengan el menor respaldo objetivo. Sostener que la actuación policial tuvo como fin la seguridad no se ajusta en modo alguno con mi percepción de lo que allí paso. Fue, más bien, un patético intento mal orquestado (como reconoce la propia policia) de evitar lo inevitable a última hora. Respecto a la manipulación de TV3, ¿es que alguien en su sano juicio puede esperar que no lo haga? Respecto a su cierre, yo soy más partidario de privatizarla, acaso con alguna subvención por aquello de la lengua, y evitar la sangria económica que supone al contribuyente, y ya como privada, que haga lo que sus amos vean. Como periodista, no creo que tenga sentido una televisión público hoy, ni aquí, ni allí.

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