Terminó la larga cabalgata de la estatua ecuestre granjeña de Carlos III. El rey descansa ya en su emplazamiento final, la fachada norte de la Real Fábrica de Cristales de La Granja. Operarios del Real Sitio de San Ildefonso procedieron el 17 de mayo a instalar la estatua lo que casi pone fin a más de una década de idas, venidas y sobresaltos.
Casi porque la inauguración final todavía no tiene fecha. Tratándose del Mejor Alcalde de Madrid, título que se asocia a Carlos III, la idea del consistorio es inaugurarla con chapa y en condiciones aprovechando unas jornadas de patrimonio industrial, coorganizadas por la Fábrica de Cristales y la de Tapices, para lo cual se cuenta con la alcaldesa madrileña, Manuela Carmena. Eso tenía que ser en diciembre, luego en marzo, y el alcalde, José Luis Vázquez, no se atreve a dar fecha de las jornadas, pero vamos… próximamente.
En cualquier caso el rey ilustrado descansa en una esquina del nuevo parque resultado de la rehabilitación de la explanada, presidiendo una bonita panorámica de la fachada. Una elegante placa de metal sirve de peana.
Obra del escultor afincado en La Granja, Ramiro Ribas, la historia de la estatua ecuestre se remonta a 2005. Dentro del plan Larcovi se preveían algunos ornatos, entre ellos la estatua. Pasó que con el fiasco del plan de remodelación de los terrenos municipales, la estatua se quedó “en suspensión de pagos”, fundida como las arcas municipales. El consistorio no se hacía cargo de los honorarios, nada baratos habida cuenta que es una estatua de más dos metros, de puro bronce, cuya elaboración literalmente arruinó a Ribas.
Agotados los caminos, Ribas recurrió a la justicia, que tras una serie de fallos siempre a favor del escultor, terminó amenazando con el embargo al consistorio si no cumplía. Eso fue en 2013. Dos años después, y 164.000€ mediante, la estatua cabalgaba hasta La Granja, donde ha permanecido en almacenes municipales. Hasta ayer.
Últimos comentarios