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Ascensión a la Mujer Muerta con José Rodao, 1889 (I)

Ascensión a la Mujer Muerta con José Rodao, 1889 (I).

En nuestro interés por ofrecer relatos de los pioneros andarines del Guadarrama, nos topamos con un trabajo que termina así:

Segovia y Agosto de 1889. Esta firmado por el escritor briquero José Rodao (1865-1927); su título Una expedición a ‘La Mujer Muerta’.

Cama de nubes para la Mujer Muerta.

Cama de nubes para la Mujer Muerta.

Del escritor Rodao, natural de Cantalejo (Segovia), nos ha hablado en algunas ocasiones el periodista segoviano Carlos Álvaro, experto en la obra, vida y sucesos de don José. Cuenta Carlos, en una de sus ‘Crónicas retrospectivas‘, que fue una referencia en los periódicos locales durante cuarenta años, en el relativamente estable periodo de la Restauración. Sus reseñas plasmaron acontecimientos de la vida segoviana y española.

Estatua de Rodao en su primitiva ubicación y en la actual.

Maestro de periodistas, poeta cómico-festivo ingenioso y de talento que enlaza con Larra y Quevedo, filántropo convencido que marcó una época […]

De su interés por conocer y de su faceta humorística, puede dar fe el relato de la ascensión a la sierra de la Mujer Muerta que vamos a comentar.

Una figura que cuenta con su leyenda (la nuestra).

La crónica de Rodao está dividida en tres partes: ‘la subida’, ‘en la garganta’ y ‘la bajada’. Al comienzo de la narración indica uno de los pasados días, lo que nos sitúa cronológicamente en el verano del año 1889.

Rodao se cita, a las 5 de la mañana para subir al tren que les dejará en La Losa, con el catedrático Félix Gila, iniciador de la expedición, y Fernando González Bravo. Desde la localidad serrana partirá su expedición científico recreativa.

Su intención, almorzar en la cúspide de la montaña que ven a todas horas desde Segovia. Sus peñascos enormes forman una figura que al contemplarla desde la distancia parece una mujer tumbada cuya cabeza está por encima de la Peña del Oso.

Panorámica Mujer Muerta desde Segovia 1900 – 2000.

Si cerramos los ojos nos podemos hacer una idea de la imagen de los tres aventureros. Gila con un no pequeño morral, en él van los comestibles y en los bolsillos lleva frascos para traerse curiosos ejemplares de insectos.

Félix Gila es un acreditado naturalista, sus cuadernos de recorridos y sus paseos y visitas escolares por la Ciudad de Segovia y sus alrededores son bien conocidos. Junto a los profesores Blas Lázaro, conocido botánico e Ignacio Bolivar, entomólogo de prestigio protagonizan una interesante gira por Peñalara en los primeros años ochenta del XIX.

(Relato que publiqué en el cap. 9 ‘Cuatro colosos de piedra de la Sierra de Guadarrama: La Mujer Muerta, Siete Picos, Peñalara y La Pedriza‘, del libro ‘El Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama, cumbre, paisaje y gentes‘ editado por el IGM y OAPN –Instituto Geológico y Minero y el Organismo Autónomo de Parques Nacionales-).

González carga con los chismes necesarios para ir sacando fotografías de lo más caprichoso y raro que a nuestra vista se ofreciera. A los aficionados a la fotografía nos es fácil imaginar la escena ¿cuántas veces hemos cargado, a más del macuto, con la bolsa de los distintos objetivos intercambiables de la cámara?

Rodao, por su parte es el encargado de los mapas cartográficos que representan aquel terreno y un cuaderno de apuntes que iba llenando con las impresiones del viaje.

Mapa -1-, 1927 recorrido aproximado.

Mapa -1-, 1927 recorrido aproximado.

A las 6 de una mañana hermosísima comienzan a caminar desde La Losa (Hemos de suponer que desde la Estación, apartada del núcleo de población).

Al poco de dejar la estación, tras preparar la cámara oscura, la primera placa impresiona la Mujer Muerta. Su silueta ofrecía a nuestros ‘cicerones’ un hermoso golpe de vista.

Cabeza de la Mujer Muerta por encima de la Peña del Oso.

A partir de este momento empieza la redacción de las impresiones del recorrido, su cuaderno de apuntes.

Nosotros haremos el esfuerzo de situarnos más de un siglo atrás. Aunque el terreno siga siendo igual de abrupto y rocoso, la intervención humana sobre el paisaje ha cercenado veredas y cañadas, trastocando la ruta que pudieran seguir los tres expedicionarios.

Construcciones, grandes infraestructuras viarias, pistas forestales y las repoblaciones forestales han cambiado el piedemonte.

Cerca de la falda serrana notan el cambio de temperatura, la distinta clase de vegetación y la aridez del terreno.

Acariciábamos un finísimo viento y atormentaba el chirrido de la ephipigera -género de las chicharras- saltando gramíneas y helechos.

Ya en la falda de la sierra la subida que hasta entonces era ligera se va haciendo algo penosilla. El barómetro, del que van previstos, baja sensiblemente.

Entre bromas y veras, queda reflejada en el cuaderno de campo la primera anécdota del día:

Rodao le repetía machaconamente a Gila ¿cuándo estamos en la falda? Gila con los ojos fijos en los insectos y con cierta sonrisilla contesta: ¡tú siempre con tu afición a las faldas! (faceta de nuestro personaje de todos sabida).

Después de unas horas caminando, pasan a descansar y a remojar las fauces entre los arroyuelos de las Víboras y la Majada del Conejo.

Gracias a estos topónimos, aún conocidos y reflejados actualmente en los mapas oficiales del Instituto Geográfico Nacional, podemos reconstruir, o al menos intuir, el recorrido realizado por nuestros exploradores.

Estación de La Losa-Navas de Riofrío, circa 1900.

Estación de La Losa-Navas de Riofrío, circa 1900.

Por el diario y las distintas descripciones y anécdotas que nos cuenta, estoy casi seguro, con la salvedad hecha de la intervención humana, que partiendo de la estación de FF.CC. de ‘La LosaNavas de Riofrío’ (su primitiva denominación) se dirigen hacia el paso a nivel para tomar el camino (actual SG-V7210) que une el palacio real de Riofrío con el camino real de la Venta de San Rafael (actual N-603). Pasados unos cuatrocientos metros hay que tomar a derecha la colada del Canchal que se encamina como un tiro hacia la Cañada Real.

Mapa actual del terreno. IGN.

Discurre junto al arroyo Matavacas que se desgaja del arroyo de la Pedrona que nace bajo la Umbría de la Mujer Muerta.

Una vez en la Cañada Real Soriana Occidental buscarían el cordel del Pasapán para llegar al paso del arroyo de las Víboras, donde comenzaría el ascenso en ‘picado’ por la Majada del Conejo siguiendo su arroyo hasta la Peña del Oso y continuar para alcanzar la cumbre (datos estos últimos aportados por Rodao). (ver Mapa -1-).

Actualmente no es posible realizar la primer parte del recorrido, hasta la cañada, como lo hemos podido realizar hasta hace pocos años. La autovía de peaje A-61 nos ha cercenado el paso y hay que realizar un bucle de un kilómetro y medio aproximadamente.

Ven arder la jara que prenden los pastores para quitar obstáculos al ganado y, con la altura ganada, veían Segovia y multitud de pueblecitos y arboledas, mientras luchaban a bofetadas con los tábanos más pegajosos que casero a últimos de mes.

En la faceta etnográfica de su recorrido fotografían a algunos pastores. Uno de ellos protagoniza una curiosa situación:

Pastores del Guadarrama.

El zagal al ver el trípode y demás artilugios, no se acercaba ni a tiros. Después de mucho llamarle y gracias a un compañero, que se las echaba de más entendido, llegó el pastor a ellos, eso sí más receloso que perrillo faldero que esperaba ser castigado por su dueño.

Respondía al nombre de Ezequiel y hacía imposible el enfoque. No paraba, pensaba que aquello iba a dispararse.

Gila sacó del morral unas pastas que repartió al terminar. El primero las comió de inmediato, pero Ezequiel, decía que nones; que aquello no lo había visto nunca y que si no tenían veneno, debía andarle muy cerca.

Reída la inocencia del infeliz, recapacitan sobre su alejamiento de la sociedad pues bajaba al pueblo cada 8 días, a mudarse, a oír misa, a recoger el pan, el tocino, la cebolla para la semana y a ver a su Jacintilla, que así se llama su novia, con la que espera casarse en cuanto cumpla con el Rey.

Rodao filosofa sobre lo poco que se necesita para ser feliz en cambio hay quien no se satisface con muchos millones que si le dan el regalo de que Ezequiel carece le quitan la felicidad de que el pastorcillo disfruta.

Segunda Parte.

Author: Juan Pedro Velasco Sayago

Blog de montañismo y excursionismo sobre el Guadarrama, a cargo de Juan Pedro Velasco Sayago. (Coordina el Blog 'Retrosegovia', publicando temas relacionados con la tarjeta postal ilustrada de Segovia).

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