Posted By Redacción on 23, Sep, 2016

En plenos trabajos de excavación de los cimientos de la segunda fase del campus las máquinas destaparon un lavadero de paños, de granito, y de unos 20 metros cuadrados, bien conservado.

“La sorpresa fue mayúscula, pues no estaba previsto encontrar nada ahí. Apareció el 31 de agosto, la constructora paró las obras en la zona y se dio aviso a la Junta, que rápidamente envió técnicos, también intervino una arqueóloga de la universidad”, explica Juan José Garcillán, vicerrector de la UVa en Segovia. Aunque todo indicaba que se trataba de indicios sin especial valor histórico, hubo que desechar que se tratara de alguna construcción romana o de especial valor histórico. Finalmente se documentó que se trataba de un lavadero, probablemente elementos preexistentes a la construcción, en el último tercio del XVIII, de la Casa Grande, la Fábrica de Paños de Ortiz de Paz. Al respecto, el historiador segoviano Francisco Javier Mosácula, principal estudioso del complejo fabril, ya manifestaba su convicción de que por la zona había elementos de antiguas industrias pañeras, previas a la Fábrica de Paños, y que datarían del siglo XVI.

Integrarlo en el campus

Documentado el hallazgo, la universidad desmontará el viejo lavadero. “La idea es intentar utilizarlo como elemento ornamental en la zona ajardinada en el extremo del campus. Probablemente, utilizar algunas losas como suelo o utilizar los bloques de granito como bancos”, explica Garcillán. No es el único elemento a integrar. También está previsto utilizar en alguno de los accesos las viejas puertas del Regimiento, que se ubicó en el emplazamiento tras el cierre de la fábrica en el siglo XIX.

“No prevemos más hallazgos”, dice Garcillán. Tampoco serían extraños. La Real Fábrica de Paños Superfinos de la Compañía y Fábrica Real de Paños de Ortiz de Paz, inaugurada en 1779 por Laureano Ortiz de Paz, fue el intento de concentrar en una construcción fabril moderna (incluso se llegaron a importar los primeros telares a vapor) la industria pañera para su producción a gran escala. Para ello se aprovecharon los extensos terrenos entonces próximos al Clamores. El proyecto no cuajó. La reacción de buena parte de los gremios segovianos, que consideraban una amenaza el complejo, y un sospechoso incendio en 1817 marcaron el declive de una iniciativa que siguió adelante ya muy tocada y cada vez más zaherida por el algodón, sustituto de la lana como principal materia prima. En 1878 el complejo pasó a manos militares, que erigieron allí el Regimiento Alto de los Leones, hasta su abandono y posterior traspaso al Ayuntamiento de Segovia y, de allí, a la UVa.

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